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Sección: Vía Correo Electrónico

Cuida tu cuerpo. Es el único sitio en el que puedes vivir

Jorge Salazar García 20/03/2023

alcalorpolitico.com


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Cuida tu cuerpo. Es el único sitio en el que puedes vivir
Jim Rohn


¿Se ha preguntado alguna vez por qué se menosprecian los medicamentos no provenientes de compañías multinacionales? o ¿Por qué se privilegia la medicina correctiva en lugar de la preventiva?



Seguramente sabe la respuesta y dirá que por negocio. Lo que tal vez ignore es que casi todos los gobiernos firman acuerdos con los organismos internacionales aceptando la intromisión de las farmacéuticas en el diseño de los sistemas sanitarios nacionales. Estos incluyen leyes, programas y contenidos educativos, seguros médicos, contratos de adquisición de medicamentos y, naturalmente, la orientación mercantil de la Salud pública. De ahí derivan las comisiones a los médicos, franquicias, tipos de fármacos, censura a los críticos, persecución a disidentes, con base en el registro de medicinas y enfermedades (CODEX) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), reconocido por la Organización Mundial del Comercio (OMC).

En el continente americano, Cuba es el único país que ha mantenido su soberanía sanitaria, lo que le ha valido ser bloqueada por los protectores de los monopolios farmacéuticos durante más de 60 años. A pesar del criminal bloqueo estadunidense, Cuba ha logrado desarrollar un sistema de salud de primer nivel donde conviven la Naturopatía y la Alopatía con un enfoque humanista, no de lucro. Permitir tremenda osadía desenmascararía la inmanente incapacidad del capitalismo para garantizar el derecho humano a la salud y alimentación sana para todos. Por esa razón Estados Unidos, sin tregua, ha mantenido bajo acoso económico y psicológico al pueblo cubano, esperando inducir una respuesta específica: “el socialismo es malo”.

Este uso criminal de la psicología oscura explica por qué en México, a pesar de conocer lo pernicioso de la comida chatarra, los padres permiten a sus hijos consumirla desde que son bebés, condenándolos al subdesarrollo cognitivo, obesidad, diabetes, hipertensión y demás enfermedades degenerativas detonadas por la ingesta de la basura industrializada yanqui. Su legado será hacerlos dependientes de los fármacos, de una máquina, de un hospital o sufrir una muerte prematura. Por supuesto, mientras la calidad de vida de las personas disminuye, las fortunas de las compañías farmacéuticas, aumentan.



El médico alemán Peter Glidden, autor del libro The MD Emperor Has No Clothes (2010), afirma: “La farmacéutica moderna entretiene y disimula enfermedades pero al mismo tiempo genera otras”. De acuerdo con datos del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, 15,000 pacientes mueren mensualmente por tratamientos médicos y nadie va a la cárcel. En este sentido, el Premio Nobel de Química (2009) Thomas Steitz acusó a las farmacéuticas por “recomendar medicinas que matan”. Otro Premio Nobel (de Medicina, 1993), Richard J. Roberts, declaró que en el capitalismo, esas farmacéuticas operan anteponiendo los beneficios económicos a los de la salud y obstruyen el avance científico médico porque “curar no es tan rentable como la cronicidad”.

A Glidden se debe la siguiente descripción de la práctica médica alópata. Es una verdadera cadena de valor empresarial.

Primera cita: El médico revisa al paciente y le dice que hay algunos signos anormales por lo que le ordena hacerse exámenes. Por lo pronto le recetará algunas drogas que “ataquen” los síntomas (neuralgias, gastralgias, dolores, cansancio, taquicardia, etcétera) más molestos. Un analgésico, antidepresivo, antiinflamatorio, diurético, antibiótico, polivitaminico o placebos que hagan sentir bien al “cliente”. Como los fármacos anteriores pueden afectar el estómago, el riñón, el hígado o alterar el sueño y sistema nervioso, entonces le prescribe Omeprazol (acidez estomacal), diurético para los edemas, Alprazolal (tensión y ansiedad) y Sucedal (para dormir); eso sí, previa advertencia de que debe cumplir estrictamente las instrucciones recomendadas. Inicialmente el fármaco aliviará; pero seguramente, pasado el efecto, aparecerán los “rebotes”: cansancio, resfrío, intranquilidad, desórdenes estomacales, urinarios, etcétera, e incluso, los síntomas originales agravados.



Segunda cita: En este encuentro, viendo los resultados de los exámenes clínicos, el galeno cambia algún fármaco aumentando la dosis y/o receta otros. Tal vez recomendará tomar Tapsín día y noche y Sanigrip con Efedrina. Como le puede dar taquicardia, el médico, agrega Satenolol; o Amoxicilina, fluconazol, previniendo los hongos y herpes.

Tercera cita: Si el paciente pregunta si tantas medicinas no dañarán su organismo, el médico responderá que ¡casi nunca ocurre!, que debe tener paciencia y confianza con el tratamiento.

Siguientes citas: A la toma puntual de tanto tóxico le sobrevendrán arritmias ventriculares, sangrados anormales, náuseas, hipertensión, insuficiencia renal, parálisis, cólicos abdominales, alteraciones mentales y otro montón de cosas espantosas.



Enésima cita: Casi seguro la víctima se deprimirá, lo que requerirá Ravotril o Sertralina. Si le duelen las articulaciones, diclofenaco es lo mejor y, claro, ¡más medicamentos!

Penúltima cita: Finalmente, el guiñapo humano, es enviado al carnicero. Si el paciente muere, se le dice a la familia que se hizo todo lo posible; que estuvo muy bien atendido, de lo contrario sí hubiera muerto antes. La moraleja es: “Te enfermarás tanto como puedas pagar el tratamiento médico más costoso”.

Es necesario insistir que los fraudes contra las personas que buscan curarse se dan en todos lados. La diferencia básica entre la Naturopatía y la Alopatía es la preeminencia que dan a lo natural y a lo químico, respectivamente.



De la Alopatía institucionalizada pueden deducirse los siguientes 4 tipos de médicos:

Lucrativos: Estudian en las universidades “de prestigio”. Están programados para servir a las trasnacionales de la Medicina, las cuales, curiosamente, deciden lo que debe enseñarse en esas escuelas. Se caracterizan por su narcisismo, ambición, superficialidad, poca inteligencia y fidelidad al sistema corrupto. Se presumen “profesionales” porque actúan conforme al Códex y Vademécum impuestos por la OMS.

Inteligentes: Aunque se dan cuenta de lo podrido del sistema de salud prefieren callar y “nadar de a muertito” intentando no actuar como rufianes.



Honestos, inteligentes y valientes: Forman este grupo los médicos egresados de las facultades que al descubrir la parte merdosa de la Alopatía deciden indagar otras alternativas. Algunos los llaman médicos bioenergéticos y la Medicina que aplican la llaman Naturopatía o Natural.

Médicos honestos inteligentes, valientes y brillantes: Después de descubrir alternativas más humanas eligen ejercer la Medicina “Fractárica” (regresar a lo natural cambiando las formas negativas y desordenadas de comer, pensar y vivir). Aceptan la Medicina alópata en lo emergente (cirugías e intervenciones urgentes) eliminando el vocabulario militar (guerra vs el cáncer, arsenal médico, atacar la enfermedad, lucha contra el virus, exterminar la enfermedad, combatir el dolor o eliminar el tumor, sistema de defensas, etcétera).

Nunca estará de más repetir que la mayoría de medicamentos alópatas, por ser sintéticos, inducen el desorden en el organismo, debilitan el sistema inmunológico natural, tienen efectos colaterales dañinos y crean adicciones e hipocondrías atando a millones de personas al médico o la farmacia.



¿Qué hacer?

Desde el Estado, una buena opción sería abandonar esa OMS que, controlada por las farmacéuticas, sometió al mundo durante la pandemia pasada. Al respecto, debe reconocerse que AMLO ha permitido en el IMSS el ejercicio de algunos naturópatas y que su Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, López-Gatell, haya censurado (tímidamente) a las farmacéuticas y trasnacionales de comida chatarra. Algo es algo.

En lo particular debería darse oportunidad a quienes practican curas alternativas procurando el equilibrio orgánico total y recordar que el cuerpo posee un sistema inmunológico maravilloso que sólo necesita buenos nutrientes y agua. Consecuentemente comience depurándolo con ayunos intermitentes y si puede también con purgas. Aliméntelo con frutas, verduras, semillas y sustituya la harina, azúcar y sal refinadas por harina integral, miel-mascabado-panela y sal de mar, respectivamente. Entre menos productos procesados coma, mejor.



Dos cosas más: cómase una manzana diaria, reduce la necesidad de insulina porque desintoxica al cuerpo. Haga ejercicio, con 10 mil pasos o media hora de caminata bastan. Y sobre todo beba agua simple y bebidas preparadas con frutas frescas de temporada.

¡Buen provecho!