Bebé que nació de 26 semanas y pesó menos de 600 gramos, así como su madre quien sufrió de preeclampsia, lograron salvar la vida y ya fueron dadas de alta; fueron atendidas en el Hospital General de Zona No. 8 de Córdoba perteneciente al IMSS.
La pequeña Lizbeth Alejandra, pasó 114 días en el hospital, cuando nació su talla eran 30 centímetros y pesó 560 gramos, pero después de luchar por vivir ya está en casa.
En este sentido Augusto Rafael Aguilera, pediatra neonatólogo del HGZ No. 8, mencionó que Lizbeth Alejandra se fue a casa con alimentación al seno materno, con 60 centímetros de talla y un kilo 800 gramos de peso, después de 114 días de estar al cuidado del personal dedicado a los neonatos, como en los últimos días en el servicio de Pediatría.
Explicó que las posibilidades de sobrevivencia de la pequeña eran mínimas; sin embargo, el equipo multidisciplinario integrado por neonatólogos, pediatras, enfermeras, nutricionistas, entre otros especialistas, aplicó su mayor esfuerzo para sacarla adelante.
“Lizbeth Alejandra se aferró a la vida. Desde el momento de nacer requirió oxígeno ante la inmadurez de sus pulmones; fue intubada y mantuvo la ventilación mecánica por más de 30 días; enfrentó y superó procesos infecciosos; recibió antibióticos de alto espectro; presentó debilidad ósea; fue alimentada con sonda, con leche especial para prematuro y con todo ello salió adelante. Es un caso muy especial para nosotros, se ganó nuestra admiración y cariño”.
Por su parte Mónica, madre de la pequeña, quien también luchó por su vida, pues su estado de salud fue grave tras haber sufrido de preeclampsia, explicó que desconocía su estado de gravedad, pues padece de presión alta y atribuyó sus dolores de cabeza a tal condición; sin embargo, al acudir a consulta a la Unidad de Medicina Familiar (UMF) No. 61 en Córdoba le informaron que se encontraba embarazada y con preeclampsia, por lo que fue canalizada al HGZ No. 8.
“Ingresó al hospital con una presión arterial muy elevada; los médicos me dijeron que mi vida y la de mi bebé estaban en riesgo y aunque realizaron esfuerzos para disminuir mis niveles, por ende, se añade el desprendimiento de la placenta, por lo que determinan realizar una cesárea cuatro días después. Las esperanzas de vida de mi hija eran mínimas, lo que fue devastador para mi esposo y para mí”.
Añadió que luego de la cirugía, a la niña la ingresaron a cunero patológico y ella permaneció hospitalizada por 15 días, también luchando por su vida.
Enfatizó que llevarse a casa a su hija constituye la felicidad entera para ella y su familia y lo califica como un milagro y gran hazaña de los médicos, enfermeras y todo el personal que nunca las dejó solas; y aunque ambas sufrieron mucho, le dan gracias a Dios y al IMSS por hacer esto realidad.
“Estoy muy agradecida con el Seguro Social y su personal, gracias a sus cuidados y dedicación, mi hija y yo estamos vivas”, expresó Mónica.