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Sección: Estado de Veracruz

De Los Van Van a Celia Cruz, el cubano Alain Pérez trae la experiencia de los grandes

- Durante 20 años viajó, grabó, aprendió y convivió de ellos; “me quedo con su humildad y grandeza”

- Tras estar fuera de su país largo tiempo, regresó a la isla “porque me faltaba Cuba”

Arturo Benjamín Pérez Xalapa, Ver. 03/11/2021

alcalorpolitico.com


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Alain Pérez es un connotado músico cubano cuyo manejo de ritmos lo ha vuelto un gran exponente tanto del flamenco como del jazz. Recientemente visitó Guanajuato para participar en la edición número 49 del Festival Internacional Cervantino; días más tarde vino a esta Capital, donde los xalapeños se dieron cita para escuchar su presentación en el escenario del Centro Cultural Cauz.

Tras terminar su virtuosa participación, el artista fue entrevistado:



¿Cómo fue tu inicio en la música?

“Yo nací al centro de la isla de Cuba, una zona humilde, de campo, de agricultores; rodeada de mucha alegría y música folklórica, sobre todo punto guajiro, guaracha y son. De ahí viene todo el flechazo. El llamado a mi corazón nace de esos momentos de fiesta en el barrio, en el patio de mi casa, con mi padre, con mi abuelo”.

Tuviste una formación profesional de la Escuela Nacional de Artes (ENA) y bien jovencito ya estabas con el “grupo Irakere”, ¿cierto?



“Así es. Fue increíble. Primero el paso por el Conservatorio de Cienfuegos fue imprescindible para mi formación; también el paso por el grupo de niños Cielito Lindo. De ahí llegué a la ENA, estudié guitarra clásica y tuve un grupo que representaba a la escuela en los eventos, ahí me vio Chucho Valdés y me invitó a tocar con “Irakere”. (Chucho Valdés) fue mi mentor y desde entonces es mi guía”.

De ahí con “Los Van Van” y hasta Celia Cruz, ¿verdad?

“¡Esa etapa fue muy linda! Después de Chucho trabajé con Isaac Delgado, hicimos un trabajo muy bonito. Empecé como bajista, después fue incorporando arreglos míos a la orquesta, canciones mías y de mi padre. Más tarde empecé a producir discos y fuimos a España con “DISCOs” que era un sello que acogía a toda la música latina en Madrid. En ese momento iba ir Celia Cruz y coincidimos con ella… hasta que, con suerte, pude producir y hacer arreglos de música para Celia; hubo canciones de mi padre que quedaron para siempre en el repertorio de Celia Cruz”.



¿Cómo fue tu encuentro con Paco de Lucía?

“Él era un genio. Un místico del flamenco, una persona llena de sabiduría. Paco de Lucía era como tocar el cielo, de esas grandes oportunidades que han llegado a mi vida. Tanto Celia, Chucho, Paco de Lucía, Isaac Delgado, Enrique Morente –los pioneros que revolucionaron el camino del flamenco– me han sido encuentros únicos. De todos ellos me quedo con la humildad y la grandeza que tenían a la hora hacer arte”.

¿Podrías compartir una anécdota de aquella gira con Paco de Lucía en Estados Unidos?



“Eso es mítico, lo recuerdo con mucho cariño. Paco de Lucía confió en mí en esa primera gira. Por aquel entonces, después de las Torres Gemelas, cancelaron el visado para muchos países que Estados Unidos tachaba de terroristas, Cuba entre ellos. Entonces la gira de Paco planeaba cancelarse, estaba detenida por el mal visado de mi parte”.

“El maestro dijo ‘si no voy con Alain, no toco en los Estados Unidos’. Algo que siempre recuerdo, como un gran gesto de Paco de Lucía hacia mí y lo agradezco mucho”.

¿Tienes otra anécdota? Cuando regresas a Cuba y la gente no te conocía, por ejemplo.



“¡Claro! Mi estereotipo no coincide mucho con los estándares; tú sabes: mulato, salsero o sonero. De momento llega uno con facciones, que sé yo, un poco árabes: barba, moño, trenza… pensaban que no era cubano, me veían como gitano, como puertorriqueño, colombiano, cualquier cosa menos cubano. Salí de Cuba joven, cuando tenía 20 años; regresé a los 40. Traigo en la espalda toda la vida de afuera, viajando, grabando, aprendiendo, conviviendo con grandes músicos. Regresé a Cuba porque me faltaba Cuba. Soy cubano de los pies a la cabeza. Mi corazón suena a guaguancó, al barrio mío. Ese soy yo”.