Con una de las tasas de informalidad más altas del país, Veracruz enfrenta un serio desafío para consolidar su crecimiento económico y garantizar condiciones laborales dignas.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 68.1 por ciento de la población ocupada en el estado trabaja en condiciones informales, muy por encima de la media nacional del 54.5 por ciento. Esta situación tiene implicaciones profundas no solo en la economía, sino también en la estabilidad social. La mayoría de los negocios informales —micro y pequeñas empresas— operan fuera del marco legal, lo que impide el acceso de sus trabajadores a servicios esenciales como salud, vivienda, pensión y seguridad laboral.
Además, estas empresas enfrentan dificultades para crecer, innovar o acceder a financiamiento formal. El vicepresidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (CANACINTRA) en Orizaba, Juan Manuel Vega López, subrayó que uno de los principales obstáculos para la formalización es la complejidad de los trámites fiscales y administrativos.
“Muchos emprendedores ven el proceso como algo inalcanzable o temen que los costos fiscales superen su capacidad de pago, especialmente cuando sus ingresos son irregulares o bajos”, señaló.
Para cambiar esta realidad, Vega López planteó la necesidad urgente de diseñar políticas públicas que reduzcan las barreras de entrada a la formalidad. Propuso simplificar los procesos ante instituciones como el Servicio de Administración Tributaria (SAT), el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (INFONAVIT), así como crear incentivos fiscales que alienten la transición, especialmente para las pequeñas y medianas empresas (PyMEs). “Hay que facilitar, no castigar. Si el Estado quiere que las empresas se formalicen, debe ofrecer condiciones más justas”, apuntó.
También sugirió la implementación de programas de capacitación y asesoría empresarial que acompañen a los emprendedores en su proceso de formalización, así como un mayor involucramiento de las cámaras empresariales en la canalización de apoyos gubernamentales. “El fortalecimiento de las PyMEs es una vía directa para combatir la informalidad y generar empleo estable y de calidad”, concluyó.