Ir a Menú

Ir a Contenido

EXCLUSIVA

Decapitadores, verdugos con anhelos de poder y profundo desprecio por la vida

- Especialista en Ciencias Penales habla del perfil de los sicarios de Mérida - Oscar Lozano y Andrade participa en el Congreso Ciencias Forenses e Investigación Criminalística”

Ignacio Carvajal Boca del R?o, Ver. 11/09/2008

alcalorpolitico.com

La noticia fue de corte internacional. Eran 11 decapitados, apilados, como fardos. Aparecieron en una comisaría de Mérida, Yucatán. Nada se supo de sus cabezas. Los victimarios, quizás, las guardaron para lanzarlas después frente a alguna dependencia de seguridad pública con amenaza a un lado, al puro estilo del narco mexicano.

Cuál es la diferencia entre quien ajusta cuentas cortando cabezas y el que ejecuta a la vieja usanza. Para el especialista en ciencias forenses Oscar Lozano y Andrade, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias Penales, todo radica en la personalidad del verdugo, los otros son simples delincuentes.

Crueles, los decapitadores muestran un perfil relacionado con problemas en la infancia, provenientes de una familia disfuncional, con drogadicción y alcoholismo en los progenitores, y sobre todo, con anhelos de poder”.

“Tienen poca capacidad de valorar la vida. Son personas que provienen de familias disfuncionales o con problemas de alcoholismo o drogadicción. El problema del deseo de poder es muy grande en ellos, y lo quieren tener, y lo buscan con este tipo de comportamientos”, explicó.

Entrevistado en el marco del “II Congreso Internacional de Ciencias Forenses e Investigación Criminalística”, organizado por la Universidad Veracruzana, el maestro de la UNAM comentó que el narcotráfico ha acaparado la atención de la sociedad gracias a las estrategias usadas por los sicarios para generar miedo en los rivales y autoridades que han tomado la determinación de combatirlos.

Y cómo no… lo último fue Yucatán y sus 11 cuerpos sin cabeza, pero antes tuvimos cinco testas en un salón de baile en Michoacán, y en Veracruz, no nos quedamos atrás con las apariciones—en distintas fechas— de tres presuntos extorsionadores con manos y lengua cortadas.

Son mensajes, sin duda, comenta el especialista. El mismo acto de ensañarse con la victima para volver más tortuosa su muerte significa una rúbrica enmarcada en sangre: “es una regresión a lo tribal, como si participaran en una pelea entre tribus, ‘te estoy decapitando, te estoy diciendo que aquí estuve yo y eso te puede pasar’”, comentó Oscar Lozano.

ALERTA SOCIEDAD

Oscar Lozano confía que el narco ya no tiene más que mostrarnos: las decapitaciones son el límite de la crueldad.

No ve relación entre las estrategias del narco mexicano y el terrorismo implantado, por ejemplo, en el mismo marco, por el narcotraficante Pablo Escobar en Colombia, con bombazos en aviones comerciales y ataques con guerrilleros a instituciones de justicia. “El terrorismo de ellos es de teatro, ya no hay los terroristas de los 70’s, los de Lucio Cabañas y la Liga 23 de Septiembre, ellos tenían una ideología y un fin, lo que vemos hoy solo es violencia, un comportamiento de animales”.

Para entenderlo, Lozano aplica una comparación: “Es como una invasión de ratas, estaban en el caño, sin que nadie los molestara, pero como se les está atacando, salen de la cañería”.

Por último, reconoce que hay temor en la sociedad ante las expresiones de la delincuencia organizada; sin embargo, no se deben permitir y la ciudadanía debe esperar resultados de sus autoridades, y no desconfiar de ellas en todos los casos, pues así como también hay ejecuciones de policías por involucrarse con la mafia, también se presentan de funcionarios honestos que han dado golpes a su estructura. Incómodos para los narcos.