Comunidades del litoral de Veracruz desconocen el trazo del Gasoducto Sur de Texas-Tuxpan debido a la falta de información por parte de la empresa desarrolladora del proyecto, expuso el oficial de Proyectos en Territorio de Conexiones Climáticas, Juan Manuel Orozco.
“Parte de la opacidad es que no se sabe cuál va a ser el trazo, no se sabe por dónde va a pasar. Lo que sabemos es que TC Energy ha hecho algunas reuniones en Barrillas en Coatzacoalcos. Lo que sí sabemos es que en Barrillas va a tocar el gasoducto que viene de Tuxpan por el Golfo y además va a pasar por arrecifes,” expresó el activista al participar en el podcast del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA).
Cabe recordar que en junio de 2016, la empresa Infraestructura Marina del Golfo, fusión de las operadoras TC Energy e IEnova, ganó un contrato de 25 años para construir una línea de gas natural de 800 kilómetros entre Tamaulipas y Veracruz.
“No, (las comunidades no están informadas) y esto es parte de la trampa. La única reunión que conocemos que ha tenido la empresa con la comunidad ha sido en Barrillas, como si fuera el único lugar donde va a haber afectaciones, (…) Ni siquiera (las poblaciones) están enteradas que se va a construir un gasoducto”.
Agregó a la vez que el Gobierno Federal destina recursos públicos etiquetados para combatir el cambio climático para “enmascarar” las consecuencias del uso del gas metano, gas fósil y dicho combustible lo exhiben como una opción de energía “de transición” y segura para las comunidades.
“Hay un montón de recursos invertidos que son de los anexos del presupuesto federal en materia de cambio climático. Es un anexo muy opaco y aparte de que se utilizan estos recursos para esta infraestructura fósil, están invirtiéndose con muchos obstáculos para la transparencia”.
Juan Manuel Orozco añadió que las empresas desarrolladoras dificultan a la población la información acerca de las consecuencias de los gasoductos y el gas natural (metano) al segmentar las manifestaciones de impacto ambiental (MIA), pues presentan una MIA de la obra del gasoducto en tierra y una distinta de la obra de introducción en el mar.
“Esto dificulta muchísimo analizar los impactos generales y el análisis técnico para las organizaciones y las comunidades”.
Por lo anterior y debido a los proyectos de introducción de líneas de gas, Orozco urgió a poner atención a las congregaciones del Golfo de California y el Golfo de México debido a la cercanía de estas con los proyectos de construcción.
“Nos acercamos (a las comunidades) porque esa infraestructura que se está construyendo asegura que estemos cavando el hoyo en donde estamos, (…) el problema con el metano es que es sumamente tóxico, no se ve, no se huele, no sólo para las personas, sino para los peces y es probable que tengan afectaciones para la pesca”, concluyó.