Desde que se inventó el cine, hay “piratas”; lo fue el mismísimo Alva Edison

Este miércoles 9 de mayo, a las cinco de la tarde, da inicio el Diplomado en Historia del Cine en Caftánrojo Colegio de las Artes.

En este curso se realizará un recorrido desde el inicio de la fotografía hasta el cine actual, en riguroso orden cronológico: representa una oportunidad para conocer el proceso de desarrollo y su relación con las situaciones sociales en diferentes países, así como la fenomenología de incorporación del lenguaje cinematográfico a la vida cotidiana.

Desde que se construyeron los primeros estudios en Hollywood en 1914 hasta la fecha, el cine norteamericano ha mantenido su liderazgo, aunque en realidad todo empezó en Francia, los nombres de Louis Daguerre, Auguste Marie y Louis Jean Lumière, Georges Meliés, Charles Pathé y León Gaumont son tan importantes como los de Georges Eastman Kodak y Thomas Alva Edison en la historia de la cinematografía, ellos pertenecen a una época en que los inventores eran más importantes que los directores y que los actores.

Resulta curioso señalar, ahora que tanto se culpa a la piratería de la enésima crisis del cine, que en realidad la piratería cinematográfica existe desde los primeros tiempos del cine… y del audio.

Siempre se habla de Thomas Alva Edison, de Louis B. Mayer, de Adolph Zukor, de Samuel Goldwyn y de los hermanos Warner como de innovadores y respetables hombres de negocios, pero ellos tuvieron mucho en común con Jean Lafitte, Walter Raleigh, Barbarroja, Barbanegra y otros personajes que surcaron los mares en busca de tesoros escondidos en las bodegas de otros barcos, aunque los iniciadores del cine nunca tuvieron un parche en el ojo, la pata de palo o el periquito posado en el hombro, introdujeron en la producción cinematográfica prácticas cuya legalidad no era del todo clara, el director Georges Meliés nunca se pudo explicar cómo se las arreglaba el honorable Don Tomas Alva Edison para proyectar sus películas en doscientos cines de Estado Unidos cuando únicamente le había comprado diez copias; por otra parte resulta curioso que uno de los atractivos de mudar los estudios de cine a Hollywood fuera su cercanía con México, para poder escapar rápido en caso de necesidad.

Cada película es una historia en sí misma, a los problemas de producción y reparto se suman los conflictos políticos, el clima, las guerras y, por supuesto, la aceptación del público de diferentes lugares y épocas, de ahí que películas que fueron grandes éxitos de taquilla hoy estén olvidadas y otras se han convertido en objetos de culto o en documentos de vital importancia para entender determinadas situaciones.

Del simple captar imágenes y momentos, como aún lo hacen muchos padres de familia con cámaras de video infinitamente superiores a los primeros cajones de madera que contaban apenas con dos o tres engranes, manivela y un agujero para la lente, el cine ha diversificado su lenguaje hasta convertirse en arma de lucha, instrumento de propaganda, obra de arte, registro científico, proyección de sueños, inoculador de miedos, aventura y, por supuesto, un negocio que algunas veces produce grandes dividendos.

El programa lo coordina Ramón Acevo, quien hace algunas décadas estudió Artes Plásticas y Diseño en la Universidad de las Américas, fue alumno del crítico Howard Rosenberg, en la época en que este aún no ganaba el Premio Pulitzer, se introdujo en el conocimiento de los procesos técnicos con Roberta Kruger, productora de la NBC, fue asiduo de las sesiones de apreciación cinematográfica del Dr Basilio Rojo, ha sido productor de una buena cantidad de programas de radio y de comerciales para televisión, además de ser cinéfilo empedernido, aunque quizá no muy selectivo.

La Fundación Caftánrojo es una organización sin fines de lucro, tiene sus instalaciones en Coatepec, en la 3ª calle de Xicoténcatl nº 44; mayores informes al 816 3151 o en la página web www.caftanrojo.org