Día de la Tierra, recordatorio para conservar, cuidar y proteger el planeta en que vivimos

Cada año se celebra el Día Mundial de la Tierra el 22 de abril, como un recordatorio de la importancia que tiene conservar, cuidar y proteger el planeta en que vivimos.

Éste surge en 1970 impulsado por el senador y ambientalista estadounidense Gaylord Nelson, como una iniciativa para concientizar a la población de los estragos que se causan día con día al planeta por la contaminación. Es un llamado a la conservación de la biodiversidad y otras preocupaciones ambientales para proteger la Tierra.

Especialistas de todo el mundo han previsto un cambio climático donde poco a poco se torne difícil la vida en el planeta. Es similar a imaginar un planeta donde el aire se torne irrespirable por el humo y la emanación de gases tóxicos; situaciones de hacinamiento por la cantidad de personas que habitan el mismo espacio; el agua se agota y la poca que aún hay se encuentra contaminada por la propia basura que se genera en las ciudades; no hay electricidad y no se han previsto formas alternativas de obtener energía.

La solución podría ser tan sencilla como mudarse a otro lugar; sin embargo, la Tierra es el único planeta comprobado hasta el momento donde la vida humana, animal y vegetal puede sobrevivir.

Gobiernos y organizaciones civiles de todo el mundo, han advertido sobre la urgente necesidad de realizar un cambio tanto en las prácticas de consumo como en las políticas económicas, con el propósito de preservar el planeta para las futuras generaciones.

David A. Novelo Casanova, doctor en geología y geofísica del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM, opina que la sobrepoblación humana y la inapropiada utilización de los recursos naturales afectan no sólo la vulnerabilidad del planeta sino también la de sus habitantes. Esto debido a que el mundo ofrece una cantidad limitada de elementos energéticos, forestales, hídricos y de suelo, pero su requerimiento aumenta a pasos acelerados.

Añadió que “los recursos naturales siguen ahí, pese al uso inadecuado que hemos hecho de ellos. Pero la demanda parece ser infinita, pues la población crece sin control, especialmente en los países más pobres”. Por ello recomendó una planeación urbana para afrontar las exigencias futuras, en un planeta cada vez más afectado por la actividad del hombre.

El investigador explicó que uno de los principales problemas que vulneran al planeta es la deforestación, ya que propicia las condiciones para que se presenten las sequías, inundaciones, huracanes, incluso los sismos.

Agrega que en un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la deforestación en el mundo alcanza tres mil 870 millones de hectáreas. El 95 por ciento de esa superficie corresponde a bosques naturales, y el resto, a plantaciones forestales.

Por ello, cada año se pierden 14.2 millones de hectáreas a causa de la deforestación, y se plantan 5.2 millones, lo que implica una disminución neta anual de 9.4 millones de hectáreas en el mundo.

Indicó que naciones como la nuestra, se ubican en esas áreas sísmicas y volcánicas, que no son propicias para asentamientos humanos, pero que en muchos casos están pobladas por razones históricas, geográficas y sociales, pese a los riesgos que implican, pues parte del territorio está dentro del llamado Cinturón de Fuego, donde ocurre el 80 por ciento de los temblores y de la actividad volcánica del mundo.

Aunque parece que este 2010 han habido más temblores en varias partes del planeta, la frecuencia es semejante año con año y diariamente se registran sismos de magnitud 4 ó 4.5 en territorio mexicano.

Por otra parte, la World Wildlife Fund, organización dedicada desde hace décadas a la preservación de los animales salvajes, ha publicado la lista de los animales en peligro de extinción a los que mayor atención debería prestarse durante 2010.

Esta lista la encabeza el Tigre (Panthera tigris). Actualmente existen aproximadamente 3,200 tigres en el mundo (sin contar los que están en cautiverio). Un promedio del 40% menos que hace apenas una década, debido a que los cazadores buscan sus pieles, huesos, o los matan para evitar que devoren sus ganados. Esto aunado a la deforestación de regiones selváticas, ha logrado colocar a este majestuoso felino como la especie en extinción más alarmante.

El Oso Polar (Ursus maritimus) se ha convertido en un símbolo icónico de los efectos del cambio climático; una de las principales víctimas del calentamiento global (sea o no causado por el hombre) y además ha enfrentado históricamente la cacería por su preciada piel.

Después encontramos al León Marino del Pacífico (Odobenus rosmarus divergens) cuyo hábitat depende enteramente de los bloques de hielo que flotan sobre el mar. Ahí se resguardan de los posibles depredadores y los utilizan como nichos para dar a luz. El León Marino del Pacífico es uno de los principales afectados frente al derretimiento de los polos.

Le sigue el Pingüino Magellanic (Spheniscus magellanicus). Los peces, su principal alimento, han modificado sus rutas de tránsito por el calentamiento de las corrientes marinas, por lo que los pingüinos han tenido que nadar a lejanos destinos descontextualizados de sus hábitats originales, lo que en muchas ocasiones les cuesta la vida.

Después se encuentra la Tortuga Espalda de Cuero (Dermochelys coriaceathe), la más grande tortuga y una de las especies más antiguas del planeta. Habita principalmente las costas del Atlántico. Se calcula que sólo quedan 3,200 tortugas hembra adultas, lo que implica una alarmante disminución de reproducción para los próximos años.

También se encuentra el Atún de Cola Azul (Thunnus thynnus), uno de los consentidos de los comedores de sushi y cuya pesca desmedida ha orillado a esta especie a las cercanías del colapso.

Del Gorila de la Montaña (Gorilla beringei beringei) sólo se registran 772 ejemplares que habitan en entornos salvajes. La presencia del mítico Gorila de la Montaña podría pronto consagrarse como una anécdota histórica y documentada a través de cientos de películas, una de ellas Gorilas en la Niebla, considerada como la más apegada a su realidad.

México se encuentra en la lista con la Mariposa Monarca (Danaus plexippus). A pesar de innovadores programas de conservación aplicados en México, Canadá, y Estados Unidos, parece que los esfuerzos no han sido suficientes para garantizar la perduración de esta especie.

Se incluye también al Rinoceronte de Java (Rhinoceros sondaicus) del que se calcula que actualmente sólo existen dos pequeñas poblaciones de estos majestuosos habitantes de las selvas del sureste asiático, y juntas suman alrededor de apenas 60 ejemplares.

Y finaliza la lista el Panda Gigante (Ailuropoda melanoleuca) que el WWF ha presionado intensamente al gobierno chino durante los últimos años para proteger con eficiencia los hábitats de estos animales que al día solo incluyen 1,600 ejemplares en contextos salvajes.

No obstante, los expertos señalan que hay algunas acciones que pueden hacerse diariamente para ayudar en la conservación del planeta: cerrar el agua al lavarse los dientes o afeitarse, tomar duchas rápidas apagar luces, aire acondicionado, computadora, desconectar aparatos que no se estén ocupando, evitar el uso de automóvil, usar bicicleta o caminar, recoger las heces de las mascotas cuando se sacan a pasear cambiar los focos por lámparas ahorradoras, evitar el uso innecesario del papel, reciclarlo en la medida que sea posible, acudir al supermercado con su propia bolsa ecológica para evitar las de plástico, comprar artículos que estén fabricados con productos reciclados, separar los residuos orgánicos y de ser posible, transformarlos en composta; separar los residuos inorgánicos de acuerdo al material ya sea papel, metal, plástico, multicapas -tetra pack-, vidrio o cartón.

El impacto sumado de estas pequeñas acciones es enorme y el beneficio es para todos los habitantes de la Tierra.