Ir a Menú

Ir a Contenido

Universidad Anahuac

Sección: Estado de Veracruz

Las palabras de la ley

Domingo Almanza

Salvador Martínez y Martínez Xalapa, Ver. 15/05/2024

alcalorpolitico.com

En memoria de Domingo Almanza, alias el “Mingo” y su nieve de limón.

Son derechos de la ciudadanía: I. Votar en las elecciones populares; …” Constitución Política de México, artículo 35, fracción I.

Frente al 2 de junio de 2024, a nadie sorprenderá que queramos decir algo sobre el derecho de votar. Pero, habiendo conocido aquella formidable obra titulada Deconstruyendo la ciudadanía. Avances y retos en el desarrollo de la cultura democrática en México, publicada el año 2002 por la Secretaría de Gobernación, la Secretaría de Educación Pública del Gobierno Federal y el Instituto Federal Electoral, con la participación de más de cincuenta autores. Llega la idea de que no habría más que decir.



Sin embargo, sin pretensiones de originalidad, tomamos la decisión de decir algo sobre la ley su relación con un ciudadano de Teocelo, Veracruz (México). Una hija de Domingo Almanza, compañera de trabajo en la Universidad Veracruzana, trajo a nuestra memoria este ciudadano. El Mingo fue un hombre respetado y querido por la sociedad de Teocelo (Sobre todo, en días de calor). Tuvimos la fortuna de conocer al Mingo y de probar su nieve durante la niñez y la primera juventud, siempre en compañía de un adulto, la mamá o el papá, pues ellos pagaban.

Estaba a punto de ofrecer una disculpa al lector por no recordar más datos, cuando el Lic. Leonardo Pasquel acudió en nuestro auxilio. Nos explicamos, aquello que vino a ayudarnos fue la frase “Yo soy yo y mis circunstancias”. Esta expresión, según puede leerse en Internet, se ha convertido en todo un referente del pensamiento español y pertenece a un gran ensayista y filosofo como fue José Ortega y Gasset, en ella se explica de manera acertada que la vida se compone del yo más las circunstancias, dos ingredientes; Yo soy yo y mi medio, no puedo separar el medio del que vivo, de mi yo.

Pues bien, el Lic. Gustavo Pasquel tuvo a bien dedicar a Teocelo un ejemplar de su Revista Jarocha, identificada con los números 46-47, de enero-marzo de 1967. Y, a través de ella, es posible aproximarse a las circunstancias del Mingo y, por lo tanto, a él mismo. Lo mejor de todo es que el número de la Revista Jarocha incluye un escrito de otro ciudadano de Teocelo, que nos muestra de modo peculiar su verdad sobre el medio de nuestro pueblo en la época del Mingo.



Nos referimos a Raymundo Anell González y su artículo “Teocelo”. Arriba hablamos de una peculiaridad y es que el autor confiesa con honestidad lo siguiente: “Los datos que en seguida se escriben son supuestos y se mencionan debido a que han persistido verbalmente de padres a hijos, no existiendo documentos escritos”. Esto es verdad: una tradición oral, mediante la cual los padres mostraban las circunstancias de Teocelo, aunque en ocasiones fueran meras creencias.

Del escrito de Raymundo Anell me permito destacar algunas de tales circunstancias. En la época que tratamos de caracterizar Teocelo era ya una zona cafetalera de la región de Coatepec, pero nadie olvida que antes de ello: “A fines del siglo XVIII llegó a tener auge la avicultura, se dice que existió un criadero de gallinas propiedad de una señora llamada María Felipa que llegó a interesar al Virrey…”. Y, aunque, después, el éxito del café cubrió la zona, la avicultura no desapareció del todo. En cada casa en el solar o en un pequeño patio hay un gallinero. Hoy resurge el auge de la avicultura ante la caída del café.

Don Raymundo Anell González nos informa también que “En la ganadería hubo más suerte se trajeron partidas de Huejutla y Tantima y llevadas al Llano Grande y Teczin que es donde hasta la fecha existen y que con lo que cuenta la comunidad, amén del actual Ejido de Monteblanco que ocupa gran parte del Municipio de Axocuapan y que también está ocupado por bastante ganado.”



En el escrito elegido, su autor narra otras cosas: la fundación del lugar, el nombre de “Teocelo”, los primeros pobladores, algunos eventos importantes para el pueblo, etc. Un suceso trágico que no se deja de mencionar es el temblor del 3 de enero de 1920 y las dolorosas secuelas que trajo consigo. El presbítero Bernardo Villarreal completa el panorama en su poema “Yo soy Teocelo”, en sus versos nos dice: Algunos me recuerdan tristemente: / (¡de crímenes horrendos fui escenario!) / pasa por mí el turista indiferente / en pos de algún escombro legendario.”

Raymundo Anell nos muestra otro rostro. La cara del hombre y la mujer de Teocelo que trabaja y construye. Nunca pretendió decir que todos los habitantes de Teocelo hayan sido empresarios de la avicultura o ganaderos, sino que son circunstancias influyentes en la vida de este municipio veracruzano. En estas circunstancias y creencias vivió el Mingo, protagonista de nuestro escrito, pero le recuerdo trabajando y gritando con alegría: “¡De limón, la nieve!”

Domingo Almanza, el Mingo, como todo ciudadano en México gozó de los derechos políticos consagrados en la Constitución Política de nuestro país y, por tanto, el derecho de votar. Quiero pensar que también ejercitó tales derechos. Es formidable pensar la ley en relación con el ser humano concreto y dejar de lado, las abstracciones. En fin, pensamos en el ciudadano de hoy sus derechos políticos.



[email protected]