En México nadie puede hablar del café y omitir a Fausto Cantú Peña. Las nuevas generaciones de cafetaleros no le conocen, pero él es una referencia obligada porque es un experto en la materia tras haber fundado el Instituto Méxicano del Café, precisamente por su profundo conocimiento en el negocio del aromático.
Hoy, el promotor y coordinador de la Academia del Café México, A.C., estuvo en Xalapa para echar por tierra los discursos y apoyos económicos del Gobierno Federal a productores de este grano y para promover su propuesta.
Y es que para Cantú Peña –quien estuvo en la cárcel acusado de desviar recursos del Instituto-, es inconcebible que el Gobierno haya hecho una entrega simbólica de 700 pesos para apoyar a los productores: “ese dinero no sirve ni para el chapeo de una hectárea, se requiere para esa actividad por lo menos mil 400 pesos, al margen de las podas, y otras acciones que requiere el predio para sembrar café”.
Y el café –asegura el consultor para los sectores oficial, privado y social en Nueva York, Ginebra y Londres– es un cultivo rentable, pero corrige: “lo ha sido para unos cuántos”.
Reflexiona sobre sus últimas palabras y define de inmediato: “No vengo con el afán de protagonizar, sino a señalar que las políticas que buscan el rescate de la cafeticultura en México no se pueden manejar a través de asociaciones civiles que no tienen recursos ni experiencia”.
Lo cierto es que Cantú Peña contendió en el 2000, postulado por la Alianza por México como Candidato a Diputado Federal por el Primer Distrito Electoral de Puebla; desde entonces no ha vuelto a participar en otro proceso.
Y en cuanto al problema que enfrentó judicialmente, el ex director del Inmecafé afirma no estar resentido con el sistema mexicano luego de haber sido encarcelado en 1978 por presunto fraude en contra de este organismo:
– ¡Noo…Yo estuve en la cárcel tres años y de eso ya pasaron 30 años!, responde desestimando el hecho.
En ese tiempo, sus detractores lo acusaron de haber utilizado recursos del erario para apoyar campañas políticas; otros le señalaron que recibía 200 pesos de "mordida" por cada saco de café que se producía.
Por supuesto, Cantú Peña se ha defendido al asegurar que jamás pervirtió los altos fines institucionales del Inmecafé ni tuvo tratos ilícitos o negocios con cafetalero alguno y que tampoco fue procesado por ello.
Más ha advertido que fue objeto de “una persecución política al afectar poderosos intereses y lograr soberanía económica para la nación en la materia, así como los mejores ingresos que hayan conseguido la mayoría de los productores del aromático”.
Y para puntualizar lo dicho esgrime su último argumento: “La verdad histórica de los hechos que ocurrieron hace varias décadas se encuentra consignada en “Fausto Cantú Peña, Café para Todos” de Alberto Carbot, 1988, Editorial Grijalbo”.
LA PROPUESTA
Así, su propuesta de médico, –como el mismo se autodenominó, durante la rueda prensa que ofreció previo a la conferencia que sustentó– es a partir de un diagnóstico que requiere una ley que rescate y modernice la cafeticultura nacional para su desarrollo integral, autosostenido en lo económico y sustentable en lo ecológico en el contexto de libre comercio globalizado.
En ese mismo sentido, -en la conferencia- recalcó que el eje de una política pública acertada en la materia, debe partir de una comercialización bursatilizada y financiada en el origen nacional que permita resistir los efectos adversos de las imperfecciones del mercado mundial, logrando cotizaciones remunerativas para el aromático mexicano.
Las cuales –subrayó– se distribuyan equitativamente entre todos los agentes del sistema productor café, en especial de quienes hacen posible en su origen tal riqueza, o sea los productores y cosechadores, a efecto de generar un excedente sobre sus costos de producción que recapitalice la planta productiva y permita para ellos mejores niveles de bienestar social.
Pero advirtió también que los aspectos agroecológicos y la tecnología apropiada o de punta, deberán diferenciarse según se trate de grandes plantaciones o del minifundio en su mayoría indígena “y para esto últimos es necesario un intenso programa de organización y educación productiva”.
En resumen, su propuesta –la de Academia del Café. México, A.C.–, es legislar para crear el nuevo Instituto del Café de México, su Fondo de Capitalización y Garantía, el Centro Nacional y los Regionales de Certificación y Cotización, la Red de Comunidades Cafetaleras Autogestivas, Bancos de Germoplasma, Biofábricas, fomento al consumo interno y otros proyectos industriales.
Todo esto –concluyó– “para dar consistencia y lograr consensos en torno a esta propuesta que estamos programando una Conferencia Científica y Tecnológica sobre el Mundo del Café en el Nuevo Milenio en coordinación con el Colegio de Postgraduados en Ciencias Agrícolas y otras instituciones de educación superior nacionales e internacionales.