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Sección: Estado de Veracruz

Empacadores voluntarios de tiendas comerciales denuncian maltrato por parte de dueños

- Los obligan a pagar productos que se rompen por la mala calidad de las bolsas

- Les piden forzosamente presentar comprobantes médicos por ausencias

Lidia L?pez Poza Rica, Ver. 17/02/2011

alcalorpolitico.com

Desde hace tres años, los adultos mayores que trabajan en las tiendas de autoservicio como empacadores voluntarios, padecen medidas exigentes donde laboran; desde pagar por productos que se rompen por desfondarse las bolsas de plástico, demostrar forzosamente con comprobante médico cuando faltan por enfermedad o pagar a un adulto porque empuje los carros de autoservicio que deben colocar en su lugar.

Por temor, los inconformes evitaron revelar su identidad, pero sí dejaron claro que desde hace tres años “se sienten desprotegidos”.

Comentaron que en las tiendas de autoservicio nacional y transnacional en las que prestan servicios como empacadores, no son redituables sus ganancias porque deben pagar por diversas situaciones.

La mala calidad de las bolsas de plástico en que empacan los artículos de los consumidores, en varias ocasiones, se desfondan y los productos frágiles se rompen.

Aunque el propio consumidor exente al adulto mayor de pagar la pérdida, los supervisores de las empresas -Chedraui, Soriana o Walmart- exigen, finalmente, que cubran el costo.

Las edades de los empacadores superan los 70 años de edad; ellos justifican la necesidad de sentirse útiles.

Pero debido al propio desgaste físico de su organismo, algunos -a veces la mayoría-, enfrentan dificultades que les impide acudir a su centro de trabajo.

A veces llegan tarde, pero otras no. Para justificar la falta por “achaques” de la edad, deben demostrarlo con un comprobante médico, que significa un gasto económico sin necesidad, ya que saben qué es lo que les ocurre pero si no cumplen “se les arma” con sus supervisores.

Por si fuera poco, la actividad de mayor esfuerzo para las personas de la tercera edad, ocurre cuando los clientes utilizan carros de autoservicio y les dejan afuera de las tiendas comerciales. Los adultos mayores los trasladan a los corrales de resguardo, pero debido a su condición física, muchos de ellos prefieren pagar a un adulto joven de la empresa para que haga el trabajo.

Los empacadores en edad mayor trabajan aproximadamente de cinco a seis horas diarias. Los que laboran en turno vespertino, porque las cajeras aun no terminan el cierre, deben esperar hasta las once de la noche y se quedan sin servicio de trasporte público, por lo que deben pagar el servicio de taxi para llegar a sus hogares.

Desde que aceptan este tipo de trabajo, posiblemente de los pocos en que los admiten, son conscientes de que carecen de seguridad social y laboral. Pero ellos insisten, porque quieren sentirse útiles.

Desgraciadamente, dijeron, que durante tres años no tuvieron el respaldo del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).

En esta nueva administración municipal, ya sostuvieron el primer encuentro con la presidenta de este organismo, Ana Margarita López de Gándara.

Agradecieron ser escuchados y esperan la visita del personal del DIF, “queremos que nos vean trabajar, sentirnos apoyados y que los supervisores dejen de presionarnos”.

Aproximadamente, en Poza Rica, son más de 50 adultos mayores -entre hombres y mujeres- que buscan ingresos económicos en este oficio.