Campesinos veracruzanos denuncian que ni el Gobierno federal ni el estatal han podido ver por el sector más necesitado del país, ya que los apoyos no les llegan y sufren de coyotaje cuando se trata de vender su producción.
Los problemas a los que se enfrentan son dos: el alto costo de producción de los insumos y que los intermediarios son quienes se enriquecen con la venta del grano.
“Si no recibieran subsidio, tendrían que pagar la semilla a mil quinientos pesos por bulto para una hectárea. En el caso del fertilizante, la urea, un bulto está a trescientos pesos casi; estamos que producir una hectárea de maíz, cuesta entre 11 y 12 mil pesos”, precisó Pergentino Cortés Girón, presidente de la Comisión Campesina Estatal.
Un campesino en promedio recibe cincuenta pesos por jornada y venden el kilo del maízen dos pesos con sesenta centavos. Refirió que los intermediarios visitan las comunidades y se aprovechan de la necesidad de los campesinos, también la helada del norte del país les afectó y quienes se beneficiaron fueron los intermediarios.
“El mayor precio que se alcanzó son tres pesos, pero con el desabasto que hubo a nivel nacional con el problema de Sinaloa, de la parte norte que hubo la helada, los acaparadores en un abrir y cerrar de ojos, doblaron sus ganancias. Ellos compraron a dos sesenta y doblaron sus ganancias porque ellos lo vendieron a cinco cincuenta, a seis pesos y la tortilla se fue a catorce pesos el kilo. El perjudicado también fue el pueblo”, demandó.
“El maíz de Veracruz es la humedad con respecto al de Sinaloa que tiene mayor mercado; el de Veracruz se pudre, tiene que llevar un proceso de secado que incrementa los costos de producción y por ello no somos competitivos a nivel nacional, nos gana Sinaloa”, explicó.
El dirigente comentó que las grandes empresas como Maseca consumen maíz importado de otros países, “en la zona sur hay una fábrica de Maseca, en Chinameca, que se entiende que debería comprar a los campesinos su maíz, pues no se lo compra, porque mejor traen maíz de Argentina en barcos, pero a los campesinos en nada benefician esa empresa”.
Enfatizó que falta un vínculo entre las asociaciones de productores y los industriales de la masa y la tortilla.
Resaltó que los campesinos no pueden vivir del campo, por lo que se ven obligados a dejar sus tierras para buscar el sustento de sus familias.
“La mayoría de los compañeros combina el trabajo del campo con el jornal, no hay un campesino que se dedique todo el año a trabajar la parcela. Tienen que hacer trabajos de albañilería en las ciudades, salen a Minatitlán, Coatzacoalcos, Acayucan, a buscar ingresos también o emigran por temporadas a Sinaloa, Baja California, al norte a buscar un poco de dinero para su familia”, mencionó.
Indicó que los pequeños y medianos productores también se enfrentan al difícil problema de la comercialización, “ese es el cuello de botella de años, ningún gobierno ha diseñado un esquema de comercialización que tienda que tanto al productor se beneficie como al consumidor final”.
Cortés denunció que el sistema de intermediarios o “coyotaje”, como se le conoce, representa un lastre para los campesinos veracruzanos.
“Ni el Gobierno federal, ni el estatal, se atreven a tentar a ese pulpo, no sé qué intereses tengan, pero ese es un cuello de botella, un verdadero problema porque todo el esfuerzo de los campesinos, al final no les queda más que lo poco de los jornales de trabajo, quien se aprovecha de todo el esfuerzo son los acaparadores”, expresó.
El dirigente hizo un llamado a las autoridades, ya que afirma que los programas asistencialistas no les ayudan.
“Son limosna oficial, la verdad es que no está solucionando el problema de la pobreza, ni la va a solucionar la filantropía oficial y no oficial, no es la solución. El gobierno tiene que diseñar políticas que calen más hondo en la economía de las familias más pobres y eso tiene que ver con la producción, fortalecerla y apoyarla. La política del Gobierno federal nos ha llevado a la ruina económica a miles de familias humildes”, dijo.
Cortés afirmó que ellos proponen crear centros de acopio, así como un fondo de comercialización. Incluso, ya cuentan con el proyecto ejecutivo del centro de acopio de maíz que permitirá venderlo en mejores condiciones y mercados.