En San Andrés Tuxtla se incrementa el caso de menores de edad, quienes son obligados a trabajar por sus padres en la venta de chicles u otros productos, dejan a su suerte la educación que estos menores necesitan, lo que ha provocado que muchos de ellos estén sumergidos en la drogadicción y en ciertos casos, en algún tipo de delito.
Tal es el caso de un grupo de niños de las comunidades de Tepancan y San Isidro Texcaltitán, que todos los días se encuentran en el primer cuadro de la ciudad; se dedican a la venta de chicles en los restaurantes y negocios donde se aglomeran gran cantidad de personas, por las noches se ven afuera de los bares de esta ciudad.
Este grupo de menores de edad muchas veces han sido retenidos por la policía municipal, acusados de robo y daños a vehículos; sonsacados por personas adultas, quienes les venden solventes para que cometan algún tipo de delito.
Muchas veces, los menores al ser retenidos por cometer algún tipo de delito, se han encontrado bajo los influjos de algún solvente, manifestando que existe una persona adulta, que los sonsaca a inhalar thinner, indicándoles que con esto se sentirán “bien”, vendiéndoles una botella de refresco con solvente, a 40 pesos.
Luego que éstos andan drogados, son sonsacados por algunos delincuentes de la zona para que vigilen si no viene alguna patrulla, mientras cometen algún robo a vehículo o a algún negocio comercial.
En muchos de los casos estos niños que oscilan entre los 7 y 12 años de edad, bajo el influjo de este solvente, son quienes se arman de valor y cometen algún tipo de fechoría.
Se ha visto incluso, que estos menores andan por el primer cuadro inhalando este tipo de solventes y que cuando ven una patrulla huyen en diferentes direcciones, lo que pudiera provocar que algunos de ellos salgan lastimados al ser atropellados, caso que ya se ha registrado anteriormente.
Las autoridades del DIF han manifestado que estos menores de edad son "etiquetados" por la misma población como niños de la calle; sin embargo, esta etiqueta es mal empleada, ya que todos ellos tienen un hogar donde vivir y son sus propios padres quienes los obligan a salir a la calle para llevar el sustento económico de la familia, al ser el progenitor o en algunas veces la progenitora quienes están sumergidos en el alcoholismo y utilizan el dinero trabajado por sus hijos para comprar bebidas embriagantes.
Por tal motivo, al tener una familia estos menores, el DIF no se puede hacer cargo de ellos a la fuerza, porque entonces, la institución se metería en graves problemas legales.
Es por ello que urge que las autoridades del DIF busquen la manera de enderezar el rumbo de estos niños, ya sea con algún programa de atención a menores de edad o actuar legalmente en contra de padres irresponsables.