Siempre será un recurso inagotable, una experiencia que nos desborde, pero algo ya intuimos acerca de la oración. Sabemos acercarnos al Señor, intentamos hablar con Él, buscamos la manera de darle un sentido más espiritual a nuestras vidas, es decir sabemos cómo hacer oración, aunque siempre se trata de una experiencia que nos supera y nos reserva grandes sorpresas en la vida.
Yo mismo siento que mi oración ahora es una experiencia más viva y consoladora, pero como en toda relación también experimento en algunas ocasiones aridez espiritual y lejanía de parte de Dios. Pero siguiendo las recomendaciones de los santos me aferro a ese espacio tan especial y aguardo el momento en que seré rescatado de mis impresiones subjetivas, imprecisiones y sensaciones particulares, así como de mi indiferencia y tibieza para hacer oración.
Sin embargo, me ha quedado claro que no podría orar así, no podría experimentar este remanso en la oración si no hubiera rezado el santo rosario en mi niñez y a lo largo de toda mi vida. Para entender y permanecer en la dinámica de una vida de oración ha sido fundamental en mi historia espiritual el rezo del santo rosario.
El rezo del santo rosario me enseñó a buscar en todo la humildad, ya que se contemplan los misterios de la vida de nuestro Señor Jesucristo desde la mirada de María Santísima. Se pueden expresar muchas cosas a Dios, desde experiencias personales hasta afirmaciones de gran nivel. Pero lo que más edifica el alma es la manifestación del amor no sólo con palabras sino también con una actitud de recogimiento, humildad y gran devoción. Y a eso nos lleva el santo rosario.
María Santísima es un camino seguro para llegar a Dios porque nos forma en la humildad y en la aceptación de la voluntad de Dios. Manifestar el amor es una necesidad que tienen las almas. En el matrimonio y en la familia necesitamos que siempre se nos diga cuánto se nos quiere, de tal manera que cuando ya no se expresa el amor se llega a dudar de los verdaderos sentimientos o no nos encontramos en paz.
El santo rosario, por eso, no puede ser considerado como algo frío y mecánico, como algo monótono y repetitivo, porque el alma necesita expresar el amor y escuchar que es amada. Eso intentamos en el santo rosario, expresar a Dios y a María Santísima el amor profundo que sentimos.
Rezar el santo rosario nos hace salir de la lógica de complacernos a nosotros mismos y privilegiar sólo aquello que nos ofrece sensaciones corporales. Decía Santa Bernardita Soubirous: «Yo no hice estudios y soy muy ignorante, pero sé rezar mi Rosario y con él logro comunicarme con Nuestro Señor y con la Virgen Santísima».
Este mes de octubre las comunidades cristianas se ponen como propósito recuperar la devoción al santo rosario y de esta forma reafirmar el amor a María Santísima.
Por otra parte, el santo rosario se ha vuelto a sentir como ese refugio de amor y protección frente a tantas adversidades. En las pruebas y hechos amenazantes, los cristianos hemos aprendido que con el santo rosario nos abandonamos en la voluntad de Dios que ha generado recuperaciones y soluciones que, en su momento, humanamente hablando, no se vislumbraban.
Precisamente la fiesta a la Virgen del Rosario conmemora la Batalla de Lepanto, el 7 de octubre de 1571, donde la victoria de los cristianos frente a los turcos se le atribuyó al rezo del santo rosario.
En un marco como éste ha sido de verdad sorprendente y conmovedor el gesto espiritual de tantos hermanos en el mundo que en los últimos años, con el santo rosario, abrazan las fronteras de sus países, para pedirle al Señor por la paz del mundo y protección frente al relativismo y otras ideologías que se burlan de lo sagrado y desprecian las raíces cristianas.
También en México se han realizado diversas iniciativas para abrazar a México y orar por nuestro país, frente a tanto sufrimiento y considerando también tantas adversidades. Los fieles se han organizado para no dejar de rezar el santo rosario ofrecido como desagravio por tantos asesinatos, abortos, secuestros, violencia e injusticias, así como por la corrupción que genera oscuridad y sufrimiento en un país que lucha y sobrevive por sus raíces cristianas y su amor entrañable a María Santísima.
Asimismo, poco a poco comienza a fortalecerse en México la iniciativa de convocar a los varones en torno a la Santísima Virgen María para rezar el santo rosario. En Xalapa, gracias a Dios, los varones han ido respondiendo a esta convocatoria para rezar a María Santísima.
Decía San Antonio María Claret: “Las mejores conquistas de almas que he logrado, las he conseguido por medio del rezo devoto del Santo Rosario”.Y San Juan María Vianney afirmaba: “Con esta arma le he quitado muchas almas al diablo”.
Como el papa Juan Pablo I, muchos comenzamos a amar a la Virgen prácticamente sin conocerla: «Quien ama currit, volat, laetatur. Amar significa correr con el corazón hacia el objeto amado. Comencé a amar a la Virgen María antes aún de conocerla... por las noches frente al hogar en las rodillas maternas, la voz de mi madre rezando el rosario...»
Ama a María, no te olvides de la madre de Jesús. Ten siempre un rosario en las manos. Es como tomar de la mano a la Virgen y recorrer la vida con Ella, pues en tiempos de oscuridad, sostener el rosario es como sostener la mano de María. Hoy tenemos necesidad de decirle como repetimos constantemente en el santo rosario: Ave María, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
En su poema,
Al Rosario, Enrique Menéndez y Pelayo expresa la belleza y necesidad del santo rosario:
El altar de la Virgen se ilumina,
y ante él, de hinojos, la devota gente
su plegaria deshoja lentamente
en la inefable calma vespertina.
Rítmica, mansa, la oración camina
con la dulce cadencia persistente
con que deshace el surtidor la fuente,
con que la brisa la hojarasca inclina.
Tú, que esta amable devoción supones
monótona y cansada, y no la rezas,
porque siempre repite iguales sones,
tú no entiendes de amores y tristezas:
¿Qué pobre se cansó de pedir dones?
¿Qué enamorado de decir ternezas?