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Sección: Estado de Veracruz

Entregará UPAV doctorado Honoris Causa al neurocirujano Roberto de Leo Vargas

Este sábado 11 de octubre, a las 18:00 horas se le otorgará en el Auditorio del Museo de Antropología

Arturo Benjam?n P?rez Xalapa, Ver. 08/10/2014

alcalorpolitico.com

El neurocirujano y director médico del Centro Neurológico ABC, Roberto de Leo Vargas, recibirá este sábado 11 de octubre, a las 18:00 horas en el Auditorio del Museo de Antropología, el título Doctor Honoris Causa, otorgado por la Universidad Popular Autónoma de Veracruz como reconocimiento a su trayectoria académica y profesional.

Roberto de Leo Vargas se hizo acreedor en el año 2011 al Premio Excelencia en Medicina, galeno considerado como un humanista exitoso que se ha entregado, como todo un profesional, al servicio de sus semejantes, al impulsar el programa Piensa primero que tiene como objetivo evitar accidentes que pongan en riesgo la vida de las personas.

“Oye Dios, ¿cómo le vamos a hacer si no creo en los milagros?” palabras desesperadas del doctor Roberto de Leo Vargas, neurocirujano que se vio en la difícil coyuntura de operar a su hijo Roberto, después de que éste sufriera un daño medular a causa de un accidente en el mar.



En el libro “El neurocirujano más grande del mundo”, de Roberto de Leo Vargas, confiesa «Me sentí castigado por Dios». En adelante tuvo que vivir lo que él llama un infierno de angustia e incertidumbre; sin la esperanza de un hombre de fe, sólo le quedaba apoyarse en su esposa Anis, sus hijos Juan Pablo y Fernando y sus amigos que en los momentos difíciles fueron apareciendo providencialmente.

Esa experiencia de atender a su hijo Roberto enfermo ubicó al doctor, de carácter brusco, brutal en su honestidad, en la otra cara de la luna; el lado oscuro, donde el sol no puede mostrarnos su faz. Desde ese lugar, Roberto de Leo nos narra en El neurocirujano más grande del mundo, los suplicios que viven todos los días los familiares que tienen a un ser querido enfermo. En un momento del suplicio, el doctor de Leo, padre del enfermo, supo reconocer lo siguiente: «Una sonrisa, un gesto amable o diez segundos de compasión son regalos maravillosos para el alma y el espíritu, y reconfortante para el cuerpo».