El libro Patrimonio Cultural de Veracruz escrito por el antropólogo e investigador de la Universidad Veracruzana, Fernando Winfield Capitaine, es el segundo catálogo en la materia que existe a nivel nacional, después del de Yucatán, señaló su autor, quien mencionó que en esta entidad hay unas tres mil zonas arqueológicas pero son cerca del millar las que pudieran estar bien identificadas, pues faltan recursos para la investigación de campo y las excavaciones.
La obra, apenas editada este año por la Editora de Gobierno, aún cuando se terminó de escribir en 1998, contiene un “rastreo” por todos los municipios veracruzanos y su riqueza cultural, que va desde sus vestigios arqueológicos y sus edificios históricos hasta las costumbres, las fiestas populares, las leyendas y la gastronomía de cada lugar.
El libro tiene dos vertientes: la primera de ellas se refiere a un ensayo histórico sobre los antecedentes del patrimonio cultural mexicano, y en una segunda vertiente la obra se divide en dos grandes secciones: la primera de ellas se llama Patrimonio Cultural y la segunda Cultura Popular.
Winfield explica en entrevista que en esa primera sección presenta a nivel municipal todas las zonas arqueológicas, resaltando El Tajín, en el municipio de Papantla.
Y no podían faltar, dice el autor, las Cabezas Colosales de la cultura olmeca descubiertas en Veracruz., que son 10 en total, de las cuales dos están en el Museo Nacional de Antropología e Historia, siete se exhiben en el Museo de Antropología de Jalapa, y la otra, recientemente descubierta, se quedó en el museo de sitio de San Lorenzo Tenochtitlan, donde se descubrió.
Están también todos los pueblos que pertenecían a provincias prehispánicas, sus iglesias con todo y su arte sacro (pinturas, retablos y esculturas), y demás edificios históricos que se construyen hasta el siglo XIX y ya lo del siglo XX a nuestros días no lo toma en cuenta, para tener una definición histórica de acuerdo a la legislación en México, comenta el antropólogo, ex director del Museo de Antropología de Jalapa.
Incluye también en esa primera parte del libro edificios de arquitectura relevante o bien de carácter histórico o militar como la fortaleza de San Juan de Ulúa del Puerto de Veracruz, la Fortaleza de Perote que tuvo muchas funciones, desde granero, hasta cárcel en la actualidad,
La segunda parte del libro contiene las costumbres, las fiestas populares, las artesanías, las leyendas, los cuentos y la gastronomía de cada municipio. Está también una loa de la época colonial que rescató hace 35 años en el área de Naolinco; se trata, dice Winfield Capitaine, de una obra de teatro que sigue escenificando la comunidad de origen totonaco.
Asimismo, plasma descripciones sobre el carnaval en El Coyolillo, pueblo con raíces negras del municipio de Actopan.
Hace 10 años, señala, consideraba que había, grosso modo, tres mil zonas arqueológicas en el estado de Veracruz y quizás son cerca del millar las que estén bien identificadas, porque faltan recursos para las investigaciones ya muy precisas de campo con excavación.
“Yo creo que no alcanza ningún presupuesto del estado o de la federación para explotar o trabajar, cuando menos el 10 por ciento de lo que tenemos en Veracruz que es muy rico en manifestaciones arqueológicas”, expresa
Winfield Capitaine califica su libro como “un libro científico, escrito con toda la metodología e inclusive, queda abierto para que pueda ampliarse, corregirse y enriquecerse”.
Es una labor, un punto de arranque que él les ofrece a todas las poblaciones de Veracruz para que conozcan su patrimonio, “para que lo defiendan y para que podamos ayudar a integrar este concepto de identidad tan importante para todas las personas, a ver qué es lo que tenemos, qué es lo que nos puede enriquecer desde el punto de vista cultural”.