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Universidad Anahuac

Sección: V?a Correo Electr?nico

Explica los datos históricos en torno a la torre mocha de la Catedral de Xalapa

Pese a ese detalle, “bajo ningún pretexto debe ser alterada su estructura actual”

13/06/2011

alcalorpolitico.com

Psic. Joaquín Rosas Garcés
Estimado Sr. Director de Alcalorpolítico:

Me ha despertado una gran curiosidad la anécdota histórica que alude muy escuetamente un lector de este excelente medio informativo en su carta vía correo electrónico de hoy. Él menciona que la torre poniente de nuestra iglesia Catedral de Xalapa se quedó inconclusa porque la “dejaron a medio construir por no pagar impuestos y es un auténtico símbolo de la codería xalapeña”.

Sería bastante interesante que nos contara un poco más al respecto. Me da por pensar que, más que símbolo de la avaricia de la feligresía o del clero local, esa torre sería símbolo de la ambición sin límites de ciertas autoridades civiles que cobraban contribuciones hasta por respirar.

Pero bueno, seguramente se trata de una faceta histórica que por ahora muchos desconocemos totalmente. Lo que sí se sabe ampliamente, gracias a la tenaz labor divulgativa que en su momento realizaron próceres veracruzanos de la talla de don Leonardo Pasquel, Armando Bravo, David Ramírez Lavoignet o Rubén Pabello Acosta, es que la catedral xalapeña contó desde un principio con una torre solamente. Incluso existe una vetusta fotografía del siglo XIX en donde se aprecia que la fachada original del templo es de estilo barroco, y que del lado de la Calle de la Amargura (ahora Revolución) existía solamente el primer basamento de esa torre, de unos dos metros de alto. Y que con la llegada del IV Obispo diocesano, el poeta Joaquín Arcadio Pagaza, a partir del año 1895 la vieja iglesia fue sometida a una profunda reforma arquitectónica a cargo del señor Catllá, un ilustre catalán con título de barón, quien fue contratado por Pagaza para que ajustara todo el edificio al orden neogótico, que tan de moda se puso en Europa a partir del romanticismo de aquel siglo.

Y entonces el barón de Catllá se propuso terminar la torre inconclusa, levantándola hasta casi alcanzar en altura al campanario del siglo XVIII. Pero que no pudo rematarla debido a que si añadía más peso, los cimientos se hundirían en un túnel, no se sabe si natural o artificial, que discurre precisamente debajo de ese punto del edificio sagrado.

¿Cómo un arquitecto tan versado pudo atreverse a dejar esa torre sin terminar?

¡Alguna solución tenía que haber buscado! Pues precisamente, por su gran cultura europea fue que tomó la sabia decisión de dejarla a medias, AL IGUAL QUE EN EL SIGLO XIII SE DEJARON INCOMPLETAS LAS GRANDIOSAS TORRES GÓTICAS DE NOTRE DAME DE PARÍS.

Así que, aun con sus defectos a cuestas, nuestro máximo templo religioso es altamente ilustrativo del devenir histórico y de la evolución arquitectónica de esta ciudad, y desde luego constituye un atractivo turístico de primera importancia. Por lo tanto bien merece ser restaurado con esmero, pero de ninguna manera y bajo ningún pretexto debe ser alterada su estructura actual, con más de un siglo de antigüedad.

Señor Director, mil gracias por este espacio que nos concede a los ciudadanos para opinar libremente.

Le saluda con atención su servidor,

Eduardo Jiménez