Falleció la periodista GinaSotelo

Ha muerto mi amiga Gina Sotelo. Nos conocimos hace treinta y dos años, cuando ambos cursábamos estudios en la preparatoria Constitución de 1917, turno diurno. Era 1988 y desde entonces le decía “princesa”. La recuerdo así, sonriente, llena de vida, con la blusa blanca, la corbata y el chaleco color café oscuro, mientras conversábamos o bebíamos café en los recesos.

Nunca dejamos de frecuentarnos. Nos reencontramos muchas veces a lo largo de los años. Alguna vez colaboramos cuando ella estaba en Digital 96, de Avanradio; en Radio y Televisión de Veracruz, donde condujo programas; también en diferentes periódicos, como Diario de Xalapa; y en su etapa dentro de Comunicación Social en la Universidad Veracruzana. La pasión de Gina era el periodismo.

Conductora, locutora, reportera, editora, columnista, una constante entre nosotros era felicitarnos en nuestros respectivos cumpleaños. Nunca faltaba a mis presentaciones de libros y muchas veces nos veíamos en la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU).



Su elegancia, su belleza, su don de gente, le granjeaban simpatías y por supuesto, también alguna enemistad. Amaba la música, sobre todo el rock y el pop. Cada año le escribía alguna calavera, que a ella le encantaba.

Varias veces nos vimos para cenar, fuera en algún restaurante o en mi casa. En una de esas cenas le tomé una fotografía en mi casa, llevaba puesta una camiseta de Madonna comprada en un concierto al que recién había acudido y que la había entusiasmado sobremanera.

Nos vimos a principios de 2020, poco antes de que la Era del Coronavirus comenzara a devastar el mundo. Hoy ha fallecido y no puedo dejar de pensar en los versos de Rubén Darío que alguna vez le dije en la preparatoria, la única ocasión en que la vi llorar por un asunto de amores: “La princesa está triste. ¿Qué tendrá la princesa? / Los suspiros se escapan de su boca de fresa, / que ha perdido la risa, que ha perdido el color.”



Gina Sotelo falleció de un paro cardiorespiratorio, la tarde de este domingo, alrededor de la 18:30, en su domicilio, acompañada de su esposo David Sandoval Rodríguez. Descanse en paz.