“La educación se basará en el respeto irrestricto de la dignidad de las personas, con un enfoque de derechos humanos y de igualdad sustantiva. Tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria, el respeto a todos los derechos, las libertades, la cultura de paz y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia; promoverá la honestidad, los valores y la mejora continua del proceso de enseñanza aprendizaje.” Constitución Política de México, artículo 3°, párrafo tercero.
¿A qué alude la fiesta de todos los santos? El sacerdote católico Jorge Enrique Mújica ofrece la siguiente respuesta:
“La solemnidad de “todos los santos” es la celebración de la memoria de todos los santos canonizados por la Iglesia católica, es decir, reconocidos oficialmente como quienes ya están en el cielo y por tanto pueden interceder por quienes aún nos encontramos en la tierra. Pero dado que hay muchas más personas en el cielo, cuyos nombres son desconocidos para nosotros, la Iglesia destina otro día a esos “santos anónimos”: anónimos para nosotros, pero perfectamente conocidos para Dios […] Es por eso que la esperanza (y deseo) de que los seres queridos que se nos han adelantado al encuentro de Dios estén en esta segunda categoría lo que nos mueve a denominar “día de los muertos” especialmente al 2 de noviembre.”
Reza el adagio popular “La ocasión hace al ladrón” y lo cierto es que hoy nos hemos “apoderado” de esta fecha para meditar sobre un tema de la pedagogía jurídica: el cultivo de los valores.
Eduardo García Maynez, en su Introducción al Estudio del Derecho, al tener que explicar la idea de un
derecho intrínsecamente válido, un derecho que vale en sí y por sí (derecho justo, derecho natural o “el derecho de los filósofos”), suscita en la sesión de clase uno de los primero “toritos” que tuvimos que encarar al iniciar la carrera docente (“torito” = cuestión difícil planteada por algún alumno); la pregunta fue: ¿Cuál es una correcta jerarquía de valores?
En la primera juventud, algún profesor nos obsequió la respuesta. Así que, a bote pronto, contestamos: el valor básico es la utilidad que persigue la economía; sobre la utilidad se encuentra la belleza, objeto de las bellas artes; éstas hacen posible apreciar la justicia, que es el valor del derecho; arriba de la justicia está la bondad que es el valor de la moral; y, en la cúspide se encuentra la santidad, que constituye el valor de la religión. El mismo profesor reconocía en este proceso los pasos en el cultivo del ser humano. El objetivo general es sintetizar en los hechos un ser humano culto.
Por otra parte, en aquellos años también se hablaba mucho de los santos del siglo XX: Mahatma Gandi (no cristiano),
Martín Luther King (cristiano no católico) y
Teresa de Calcuta (cristiana católica). Recordar estos nombres fue un alivio, pues la fiesta de todos los santos no alude a las imágenes de los ojos retorcidos que están en prácticamente todos los templos católicos de nuestro país y que hacen rememorar la idolatría de los pueblos prehispánicos.
No resistimos la tentación de presentar unos botones de muestra de la sabiduría de estos personajes:
Mahatma Gandi: “
Vive como si fueras a morir mañana. Aprende como si fueras a vivir por siempre”.
Martín Luther King: “
Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera la necesidad de soñarlas”.
Teresa de Calcuta: “
Yo puedo hacer cosas que tú no puedes, tú puedes hacer cosas que yo no puedo; juntos podemos hacer grandes cosas.”
Si ahora observamos aquella jerarquía de valores de arriba hacia abajo, el camino recorrido nos llevaría a esta observación: santidad, moralidad, justicia, belleza y utilidad. O, lo podríamos exponer de otro modo: no es posible apreciar la belleza, si no se aprecia la utilidad; no es posible apreciar la justicia, si no se aprecia la belleza; no es posible apreciar la moralidad, si no se aprecia la justicia; y, no es posible apreciar la santidad, si no se aprecia la moralidad.
Luis Recaséns Siches, a la luz de sus propios estudios, en las primeras páginas de su
Tratado de Filosofía del Derecho, se pregunta ¿Qué son los valores? Nosotros no incursionamos en tan sinuoso terreno, sino que nos preguntamos simplemente (pero no simplonamente) ¿Qué servicio le prestan los valores al campo jurídico? Y, en la
Introducción al Estudio del Derecho de Miguel Villoro Toranzo, es posible considerar algunos pensamientos.
Las fuentes materiales del del orden jurídico son dos: los ideales de justicia y las circunstancias históricas.
“El contenido del Derecho [entendido éste como orden jurídico normativo] es el resultado de dos coordenadas: la de los ideales de justicia, que son el fruto de las aspiraciones sociales más elevadas del espíritu humano, y la de las circunstancias históricas, que son el conjunto de particularidades a que se halla sometido el hombre por su condición de ser corpóreo, situado en un tiempo y en un espacio determinados.” Miguel Villoro Toranzo.
Un orden jurídico normativo que ignorase las circunstancias históricas, esto es, que sólo fuese un conjunto de ideales de justicia, sería utópico; y, un orden normativo que ignorase los ideales de justicia, esto es, que únicamente atendiese a las circunstancias históricas, quedaría sujeto al juego arbitrario de las fuerzas sociales.
No se puede ignorar que el problema contemporáneo en esta temática y se expresa en la cuestión del valor supremo, pues para muchos el valor supremo es la libertad y, para unos cuantos, el valor supremo es la verdad…
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