Fiscalía de Veracruz desprotege a Beatriz Uscanga, madre buscadora golpeada en Jalisco

La madre buscadora veracruzana Beatriz Uscanga regresó a Veracruz tras ser golpeada y amenazada de muerte en Jalisco, a donde se trasladó para buscar a su hijo Sebastián Menéndez Hernández.

Pese a que autoridades le aseguraron que las medidas de protección serían replicadas en Veracruz, a dos semanas de su retorno no cuenta con ningún mecanismo de resguardo.

Sebastián Menéndez desapareció el 4 de septiembre de 2025, luego de viajar a Guadalajara para atender una supuesta oferta de empleo en la Nueva Central Camionera. Tras perder contacto con él, su madre se trasladó a Jalisco y permaneció durante tres meses en labores de búsqueda. Medios de comunicación reportaron que durante ese periodo Beatriz difundió el caso de su hijo y empezó a recibir amenazas. El 16 de noviembre, cuando regresaba de misa, fue interceptada por un grupo de hombres que la golpearon y le exigieron abandonar el estado bajo amenaza de represalias. “Esta es la última advertencia; si no te vas de Jalisco, atente a las consecuencias”, le dijeron mientras la pateaban en el suelo.



La agresión se detuvo cuando la madre buscadora accionó el botón de pánico que formaba parte de las medidas de protección con las que contaba. Posteriormente, autoridades locales le recomendaron salir de Jalisco y le aseguraron que esos mecanismos serían trasladados a Veracruz, promesa que no se ha cumplido.

A inicios de esta semana, personal de la Fiscalía de Jalisco se comunicó con Beatriz para indicarle que acudiera a la Fiscalía General del Estado (FGE) con sede en Cosamaloapan, Veracruz, donde supuestamente ya se había enviado la solicitud para activar las medidas de protección. Sin embargo, al presentarse en la oficina le informaron que no existía ningún trámite a su nombre.

La madre relató que la funcionaria que la atendió, quien se identificó únicamente como Elena, le dijo que no tenía conocimiento de solicitud alguna y le sugirió retirarse y regresar después, “a ver si ya sabía algo”. De acuerdo con el periódico Reforma, es la misma persona que la atendió cuando denunció por primera vez la desaparición de Sebastián y que su actitud fue indiferente.