Al conmemorarse el Día de la Familia, el obispo de la Diócesis de Orizaba, Marcelino Hernández Rodríguez, hizo un llamado para que aún y cuando sean atacadas desde muchos puntos y que todo apunte en su contra, las familias no sean destruidas. De igual forma pidió que se respete y ame a la mujer quien es un pilar fuerte y grande de ésta.
Hizo hincapié en que desde hace algunos seis o siete años, se ha hecho la invitación para fortalecer los valores, las virtudes en los niños, en los jóvenes y en los mismos miembros adultos, pero a la luz de la palabra de Dios, no se puede dejar de relacionar la importancia trascendental de la familia.
“Porque es origen de toda sociedad y símbolo de la misma Iglesia, que precisamente requiere de estar edificada, como dice Cristo, sobre roca, sobre muchas condiciones que son las que le dan firmeza y duración, aunque vengan vendavales y tormentas; y aunque sea atacada desde muchos puntos, en ocasiones con clara intención de querer verla desintegrada, derrumbada, arrasada”.
Acentuó que frente a las dificultades que sufren las familias por diferentes conceptos, como es la falta de trabajo, problemas de salud, de la educación de los hijos y muchas situaciones internas que mortifican a las mamás solteras y a muchos hermanos pequeños desprotegidos; es necesario que todos sean responsables, caritativos, sensibles, pues así se podrá devolver a la familia la solidez que merece.
En este sentido el prelado, enfatizó que las mujeres tienen que ser respetadas por sus propias familias, a la par que se les tiene que agradecer por lo que hacen en ocasiones con mucho sacrificio en el hogar y fuera de éste.