Mecano, el grupo español popero formado por los hermanos Nacho y José María Cano y por la andrógina cantante Ana Torroja, es recordado por haber cambiado el rumbo de la música comercial en España.
Y es que después de haber vivido bajo el yugo autoritario del franquismo, la España de los ochentas vivía el boom de bandas como Radio Futura, La Orquesta Mondragón, La Polla Records, Loquillo y Trogloditas, Los Toreros Muertos, etc, etc… todos ellos con letras que aludían a la libertad que llegaba de golpe a la juventud hispana, escatológicas, de amores bizarros y prohibidos, hasta entonces desconocidos y por tanto atractivos.
Dentro de este panorama surge Mecano que es a su vez influenciado en su música y look por grupos que hicieron época como los inolvidables Human League, A Flock of Seagulls y (¡cómo no!) Kraftwerk.
Después del truene de los españolitos fresas, cada uno se dedica a diferentes aspectos que tienen que ver con la música: José María produce discos de grupos nuevos; Ana se entrega a su carrera solista, y Nacho a componer y escribir una comedia musical que haga justicia a quienes, a su juicio, cambiaron la escena española.
El resultado: la obra Hoy no me puedo levantar, musical que tiene al parecer gran éxito en España y que a juzgar por el tiempo que lleva en escena la versión Mexicana, no le fue tan mal en la capital de nuestro país, pero la semana pasada llego a nuestro jalapeño domicilio para continuar su “exitazo” en el Museo del Transporte, donde las hordas de jalapeñitos retro hicieron una gran entrada, ansiosos por recordar aquellas épocas en las que se formaron parejitas al son de rolas como El 7 de septiembre, Cruz de Navajas, e inclusive (¿por qué no?) Mujer contra Mujer.
Todo parecía servido para una gran noche de teatro musical, pero (efecto de disco rayado), al llegar nos dimos cuenta para empezar de las pésimas condiciones del sonido; del torpe manejo de los micrófonos inalámbricos por parte del elenco, y lo más terrible: no había historia.
Nacho Cano se dedicó a reseñar la historia de su grupito con el recurso facilón de hacerlo a través de utilizar los títulos de sus canciones como hilo conductor.
Además nos dimos cuenta de que OCESA, la productora que monopoliza el espectáculo de masas en nuestro país, (la misma que nos bombardeó durante meses con el supuesto de que esta puesta en escena valía la pena), ¡nos había mandado al elenco suplente!
Ni hablar, una mancha más al tigre. Al final, cual escena de la conquista de México, los totonacas salimos nuevamente con la cabeza gacha y como en la Colonia nos cayó el veinte: ¡Seguimos dando nuestro oro a cambio de cuentitas vidrio!.