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Sección: Estado de Veracruz

Libertas

Humanidades digitales

José Manuel Velasco Toro 09/09/2022

alcalorpolitico.com

Humanidades digitales. La cultura frente a las nuevas tecnologías, título de la breve, pero reflexiva obra de Dominique Vinck, profesor de la Universidad de Lausana, Suiza, publicado en la editorial Gedisa (2018). La tesis que sostiene es que lo digital entraña una “nueva civilización”, una civilización digital global.

El núcleo de su argumentación parte de establecer la diferencia entre las humanidades clásicas, cuyo sentido cultural radica en el individuo que pertenece a un grupo o contexto social, y establece la hipótesis de que la cultura digital, por tanto las humanidades, ahora se caracterizan por la colectividad que participa del estado técnico cuya profusa comunicación es global, lo que facilita la difusión de las ideas en la noosfera (esfera del pensamiento humano); campo fértil para la actividad intelectual, el ejercicio político y el diálogo moral de toda la sociedad.

Para explicar el momento en que se empezó a percibir el cambio, nos remonta a la década de 1960, años cruciales en los que emergieron movimientos sociales que formularon formas alternativas de sociedad, donde el sueño de lo virtual empezó a estar presente.



¿Por qué fue así? Porque estos movimientos, nos dice, “alimentaron la acción de los primeros pioneros de Internet, el diseño de los ordenadores y la configuración de la red digital”.

Así como la invención de la imprenta por Johannes Gutenberg, en 1453, permitió la multiplicación de los libros que circularon profusamente en contextos sociales letrados y más amplios, difundiendo ideas y la cultura humanística, científica y política; de la misma forma, pero potenciada enormemente, la digitalización ha hecho posible que la información, el conocimiento y la cultura pueda trascender horizontalmente en todo contexto social.

Los cambios socio tecnológicos que estamos experimentando, de los cuales aún no adquirimos plena consciencia de que corresponden a una transformación cultural, son expresión del capitalismo cognitivo, paradójicamente intuido, aunque no desarrollado en su idea, por Carlos Marx en su obra El Capital. Para Marx, la ciencia y la tecnología trasmitida mediante la educación, son base angular para el desarrollo de la sociedad.



Y así como la propiedad del capital constituye el soporte de la explotación del proletario, de la misma manera la propiedad del capital intelectual es, ahora, la base de la generación de riqueza que propicia al cognitariado. Realidad en la que estamos inmersos y en la que los países con un mayor avance científico y tecnológico dominan el escenario tecnocientífico por sobre aquellos países que no han sabido, no han querido esforzarse o no han creado condiciones favorables para insertarse en esa dinámica de cambio cognitivo, situación que los sumirá más en la dependencia neocolonial al ser dependientes del conocimiento científico y de la innovación tecnológica que están y continuarán comprando.

Las humanidades no se sustraen a esos cambios. Por el contrario, el humanismo digital es la esfera de una nueva ilustración cuyo sentido fundamental radica en permitir que las humanidades y su ámbito de la investigación intelectual, asuma una nueva forma de creatividad que explique de forma accesible, atractiva y aplicable el conocimiento en la comprensión del mundo actual.

Un mundo donde la desmaterialización del patrimonio cultural se deriva del acelerado cambio relacionado con la manera de comunicarnos y percibir el mundo como un rápido fluir, donde las representaciones sociales parecieran reconvertir continuamente nuestra mirada. Reconfiguraciones de valores, categorías lingüísticas, percepciones territoriales y prácticas sociales emergentes que cambian y se bifurcan con inusitada rapidez.



Realidad muy distante de la mirada primera de las humanidades clásicas donde la certeza se vislumbraba y la temporalidad parecía marchar pausada y direccionada. Las humanidades digitales se corresponden con otra realidad, una donde la incertidumbre está presente, los cambios son acelerados y la dinámica del tiempo imprevisible.

Dominique Vinck nos hace ver que las humanidades digitales ya no refieren a la desmaterialización de libros, revistas, periódicos, informes y todo documento en papel para transportarlo a versión digital, conservarla en servidores con gran capacidad de almacenamiento y posibilidad de consulta rápida. Esa idea lo fue al principio.

De ese paso primigenio se dio el salto hacia la generación de conocimiento humanístico y la creatividad estética utilizando entornos digitales, tanto nativos como de metadatos registrados, creándose para ese proceso, herramientas de trabajo que permiten producir, gestionar y tratar la información digital.



En la formación de historiadores, filósofos, sociólogos, antropólogos, pedagogos, literatos, politólogos y demás campos de ciencias sociales, se requiere de la cultura digital que implica nuevas teorías, el recurso de métodos y la aplicación de técnicas informáticas fundamentales para generar, relacionar y gestionar la información digital.

Cada vez se está más lejos de los clásicos fondos documentales impresos para estar más cerca de repositorios digitales. Obtener información del metaverso requiere de habilidades operativas e intelectuales distintas a las habilidades que privaron en el siglo XX. Generar conocimiento a partir de bases de datos, correos electrónicos, mensajes en redes sociales, información periodística digital, vídeos, blogs y demás protocolos informáticos que emergen de Internet y la Web, exige reconvertir la idea tradicional del trabajo humanístico individualista para trabajar en colaboración interdisciplinar con campos de la informática, ciencia de datos, Big data, programación, diseño de algoritmos y demás elementos que permitan recuperar información desde la Web para respaldar lo obtenido.

Saber explorar en la Web y recuperar historial de acontecimientos, de captar, operar, comparar, analizar, verificar veracidad y relacionar datos que se convertirán en información, materia prima para construir conocimiento, es prioritario para las humanidades en lo futuro. Los perfiles formativos de egreso de los estudiantes de humanidades deben cambiar rápido y profundamente, so pena de perder acceso al ya menguado campo laboral.



Muchos investigadores informáticos de otros campos del conocimiento se acercan a las ciencias humanas y sociales para conocer, para percibir la cambiante visión social del mundo y su impacto. Sin embargo, los humanistas aún seguimos anclados en las construcciones teóricas generadas en el siglo XIX y consolidadas en el siglo XX, las que, en gran medida, ya no son tan operativas para explicar la cambiante dinámica de la realidad actual.

Las humanidades están perdiendo peso en el contexto de su valor para la sociedad, lo cual se observa en la caída de estudiantes, en la reducción de presupuestos para alentar la investigación humanística y en la desaparición, por parte de gobiernos contrarios al pensamiento reflexivo y la cultura, de puestos de trabajo en el sector educativo y cultural.

Desde luego inexistentes en la iniciativa privada. Las humanidades son fundamentales para fundar una educación y cultura digital que coadyuve a una nueva visión de humanidad, a la par de crear nuevos nichos laborales que les den autonomía y libertad intelectual, de ahí la urgente importancia de su reconversión.