Ir a Menú

Ir a Contenido

Sección: Estado de Veracruz

Comparte la lectura

Humo – Iván Turguénev

03/09/2025

alcalorpolitico.com

(9 de noviembre de 1818, Rusia - 3 de septiembre de 1883, Francia)
Ambientada en Baden Baden (Alemania) durante el siglo XIX, seguiremos la vida de varios personajes rusos, desde Aristócratas hasta charlatanes, vistas desde la perspectiva de Grigori Litvínov, un personaje que decide tomarse unos días en la ciudad para disfrutar de sus turísticas aguas y su casino, sin embargo, se encontrará con alguien de su pasado – un pasado frustrado – mismo que le hará cuestionarse su vida actual, gracias a quien su destino dará un cambio radical, pasando del optimismo a un tipo de desesperanza que le hará darse cuenta que todo se esfuma como el Humo.

Con dicho preámbulo, es menester saber que más allá de tratarse de una deliciosa novela de amor, también es metáfora sobre la “rivalidad” de eslavófilos y occidentales, derivado al fracaso de los movimientos revolucionarios en Europa durante 1848, desatando así, una sutil sátira a la sociedad rusa de la época.

Aunque la publicación de la novela le valió disgustos con intelectuales contemporáneos (especialmente con Dostoievski, quien se desquitó con el personaje Karamazinov en su novela “Los demonios”) lo cierto es que Turguéniev siempre mostró un orgullo y amor por la cultura rusa, pues gracias a él, autores como Pushkin, Gógol y Tolstói, llegaron a Francia a través de la famosa biblioteca rusa Turgenev, pensada para los exiliados en dicho País.

Creo que Turgueniev demuestra que la prosa rusa, además de ser exquisita, seguirá siendo la madre de todas las literaturas clásicas.

Concluyo con su siguiente aforismo: “Todo lo que pertenece a la esfera humana, es humo y vapor. Todo parece cambiar sin pausa, por todas partes surgen imágenes nuevas, los acontecimientos se suceden y en realidad todo sigue siendo lo mismo; todo marcha con apresuramiento y premura hacia no se sabe qué fin y todo desaparece sin dejar huella, sin alcanzar nada; cambia el viento de dirección y todo pasa al lado opuesto, donde continúa ese mismo juego incansable, inquieto e innecesario”.

Irving Romero