Una mujer adulta mayor con cáncer, diabetes e insuficiencia renal murió sin recibir atención adecuada del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Veracruz, según documentó la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en la Recomendación 69/2025, dirigida al director general del Instituto, Zoé Robledo.
La paciente, identificada como QV, comenzó a sufrir diarrea y dolor abdominal desde diciembre de 2022. Pese a acudir en repetidas ocasiones a consulta en la Unidad de Medicina Familiar 57, su padecimiento no fue atendido con oportunidad. “La atención médica (…) fue inadecuada”, concluyó la CNDH.
Su condición fue empeorando hasta que el 3 de septiembre de 2023 falleció en el Hospital General de Zona 71 del puerto de Veracruz, con diagnósticos de insuficiencia respiratoria aguda, choque séptico y cáncer de ovario. “No se identificó de manera oportuna el origen de la sepsis ni se proporcionó tratamiento durante las más de 48 horas de internamiento”, indicó el organismo.
Desde marzo de ese año, QV fue atendida en distintas fechas por al menos 7 médicos del IMSS. Uno de ellos, el 27 de agosto, omitió valorar signos vitales pese a que la paciente presentaba deshidratación, pérdida de peso y diarrea persistente. “A pesar de referir disuria, omitieron realizar a la paciente estudio general de orina”, agregó la Comisión.
En otra consulta, los médicos reportaron una glucosa de 756 mg/dL, parámetro que por sí sólo justificaba hospitalización urgente. “Sin embargo, no se consideró dentro de los diagnósticos integrados”, se lee en el documento.
La CNDH observó que durante años el seguimiento clínico fue deficiente. “Desde 2012 (…) se identificaron omisiones graves en cuanto a la valoración clínica, interrogatorio, inspección y exploración física del personal médico”, advirtió la especialista médica del organismo. QV vivía con una colostomía permanente desde una cirugía por cáncer. También padecía ansiedad, depresión, hipertensión e insuficiencia renal. Pese a ello, las notas médicas revisadas muestran diagnósticos incompletos, falta de exploración física y carencia de indicaciones médicas claras.
“El egreso fue inadecuado y contribuyó al deterioro en su estado de salud”, señaló la Comisión, tras revisar la primera hospitalización en urgencias, del 27 al 28 de agosto. A su salida, sólo le recetaron analgésicos y antiespasmódicos, sin dar seguimiento a los indicadores de daño renal y sin valorar su estado general.
Cuando volvió al hospital el 1° de septiembre, ya había perdido 9 kilos y presentaba signos de insuficiencia renal y un cuadro infeccioso avanzado. Aun así, “no documentaron de forma completa y adecuada la información (…) ni solicitaron valoración por especialidades”, observó la CNDH.
La Comisión también documentó que el expediente clínico estaba incompleto, sin notas de Enfermería ni indicaciones médicas en las últimas horas antes del fallecimiento. “La historia clínica representa la transcripción de la relación médico-paciente”, recordó el organismo al señalar que esta omisión vulneró el derecho de su hijo, identificado como QVI, al acceso a la información en salud.
QVI decidió continuar con la queja tras la muerte de su madre. “Consideraba oportuno que esta Comisión Nacional continuara con la investigación”, se indicó en el documento. Pese a ello, el IMSS determinó como improcedente la queja médica interna, y no se promovió acción penal ni se abrió procedimiento administrativo alguno.
La CNDH concluyó que hubo una violación al derecho a la protección de la salud, a la vida, al trato digno y al acceso a la información. “La atención otorgada (…) impidió el pleno ejercicio del derecho a la salud”, resolvió, señalando que el caso evidencia un patrón de omisiones hacia personas mayores con enfermedades crónicas.