Ir a Menú

Ir a Contenido

Sección: Estado de Veracruz

INAH investiga petrograbados localizados en las faldas del Cerro del Sombrerete, en Álamo

- Están grabados en una placa de roca sedimentaria de 2.90 por 2.50 metros, que podría  tener 500 años de antigüedad

- Están relacionados con el conteo del tiempo, el movimiento de los astros y el culto a los cerros

Lidia L?pez ?lamo, Ver. 17/04/2013

alcalorpolitico.com

Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) registran e investigan un conjunto de petrograbados localizados en las faldas del Cerro del Sombrerete, en el municipio de Álamo-Temapache, entre los que destaca la representación de un sacerdote u “hombre sabio”, cuyo simbolismo y estilo iconográfico vinculado con la cuenta del tiempo, al parecer no se había registrado en la región Huasteca.

La manifestación gráfica inscrita en una gran placa de roca sedimentaria de 2.90 por 2.50 metros, la cual podría alcanzar 500 años de antigüedad, fue descubierta a mediados de enero pasado por unos campesinos dedicados al corte de cítricos en el área.

De acuerdo con María Eugenia Maldonado Vite, arqueóloga responsable del registro, estas expresiones culturales posiblemente están relacionadas con el conteo del tiempo, el movimiento de los astros o el culto a los cerros. A pesar de no contar con datos suficientes es muy probable que los diseños hayan sido hechos por antiguos grupos huastecos.

“Se trata de una placa grabada en bajorrelieve que se ubica en dirección hacia el noreste, desde donde se domina la visual del valle, punto de confluencia de los ríos Pantepec y Vinazco, que juntos bajan a la llanura costera de Tuxpan. Esta cuenca seguramente en la antigüedad funcionó como ruta de intercambio de productos e ideas entre la zona serrana y la planicie costera”, señaló la especialista del INAH Veracruz.

Entre el conjunto de petrograbados resalta la imagen de perfil (izquierdo) de un personaje —de 1.40 m de alto por 50 cm de ancho— con el ojo cerrado y la boca abierta, porta una orejera, un yelmo zoomorfo con un elemento cónico y una especie de capa con faldellín decorado con triángulos y ceñidor, así como ajorcas en los tobillos; a su alrededor se aprecian símbolos relacionados con el tiempo y elementos astronómicos.

A juzgar por sus atavíos y los diseños asociados, debe tratarse de algún sacerdote o tlamatinime “hombre sabio”. “Hasta donde se sabe, no se ha localizado un petrograbado similar en Veracruz, de ahí la importancia de esta representación vinculada con la observación de la naturaleza y la cuenta del tiempo".

“En la mano izquierda (la única visible) porta un símbolo que puede representar una atadura de cañas o glifo de tiempo, y el resto de la escena se compone de cuatro elementos que pueden interpretarse como connotaciones solares o astronómicas”, detalló la investigadora.

En la parte superior se ubican dos círculos concéntricos que podrían representar un chalchíhuitl (piedra verde preciosa). Detrás de la capa del personaje se observa un escudo cuya rodela se divide en cuatro cuadrantes con motivos cuadrangulares en la parte inferior.

A un costado y en un plano superior, se ubica una figura antropomorfa (50 cm de alto por 20 cm de ancho) de perfil pero en dirección opuesta (derecha), con características faciales similares al sacerdote y porta también una orejera circular.

A diferencia del personaje principal —explicó Maldonado Vite—, su tronco, brazos y pies están elaborados esquemáticamente con líneas (no se representan manos, sólo un pie o calzado), viste únicamente un máxtlatllargo (taparrabo), y por su ubicación es posible que no se trate de un ser humano, sino de una constelación.

El último elemento consta de una espiral cuya terminación es intersectada por una línea horizontal irregular, a la que a su vez se interpone una línea vertical que se bifurca en la parte baja en dos líneas que terminan en una especie de flor u hoja. Hasta el momento no se ha determinado su posible significado.

“La manufactura de los grabados a primera vista resulta diferente a lo registrado en la región, sin embargo, la inspección visual detallada reveló que se trata de una técnica de puntilleo para formar líneas, similar a la utilizada en el resto de Mesoamérica.

“La apariencia de desproporción o representaciones no estandarizadas, como el brazo y las piernas puede deberse a que se trate de un artista sin experiencia o que haya tratado de copiar un estilo que no dominaba, inclusive está incompleto o en proceso”, señaló la especialista del INAH.

A pesar de que el estilo iconográfico de los petrograbados no es de una manufactura conocida o similar al utilizado en la Huasteca, los símbolos parecen ser reinterpretaciones de elementos presentes en las culturas agrícolas de la región, como el yelmo zoomorfo que recuerda a una de las esculturas del Castillo de Teayo, o el elemento cónico semejante al del “Señor de la Muerte”,monolito descubierto en la comunidad de Las Flores Cinco Poblados.

"Un aspecto importante a investigar es la ubicación y posible función del conjunto de petrograbados, ya que al observar el horizonte se notó que al fondo se ubica el Cerro del Plumaje, lo que infiere que posiblemente pudo servir como marcador solar vinculado con las labores productivas de los pueblos agrícolas".

"Para conocer el contexto de este elemento petrográfico se realizó un recorrido por las inmediaciones del Cerro del Sombrerete, inspección en la que se observaron una serie de columnas de la misma roca sedimentaria en cuya superficie superior se descubrieron una gran cantidad de diseños”, abundó la arqueóloga María Eugenia Maldonado.

La mayoría de los petrograbados, dijo, corresponden a espirales individuales o en conjuntos, con diferentes tamaños (entre 10 y 90 cm de diámetro) y composiciones (líneas rectas y onduladas) que quizá representan marcadores solares o se relacionan con símbolos del viento o el agua.

El estudio de los petrograbados en la región aún es incipiente pero adquieren importancia para la comprensión de la cosmogonía de las sociedades que habitaron esta porción del territorio. Este tipo de hallazgos contribuyen a enriquecer el conocimiento del desarrollo cultural de la Huasteca Veracruzana, concluyó Maldonado Vite.