En caso de una erupción de deslizamiento gigantesco de volcán o de menor tamaño pero que pudiera ser explosiva, esto en el Pico de Orizaba, definitivamente representaría peligro pues afectaría alrededor de 300 mil personas, indicó Rafael Torres Orozco investigador titular del Centro de Ciencias de la Tierra y en el Observatorio Sismológico y Vulcanológico de la Universidad Veracruzana.
“Hace un tiempo calculé de manera simple la población que habita a 25 kilómetros de radio del volcán. Estamos hablando de 300 mil personas de Veracruz y de Puebla. Definitivamente es un escenario que implicaría un riesgo bastante elevado”.
Ante ello, manifestó que es importante que el coloso sea monitoreado constantemente, ya que no tendrá actividad de forma súbita, pues lo normal que este tipo de volcanes tienen manifestaciones sísmicas semanas, meses o años antes de que se presente un evento.
El entrevistado sostuvo que el Pico de Orizaba a nivel no sólo México sino en Norteamérica y Latinoamérica, es considerado uno de mayor peligro por el tipo de erupciones volcánicas que podrían acontecer.
“Uno de los escenarios principales, sino que el principal más allá de una erupción volcánica, es que el edificio volcánico, es decir el cono que lleva tanto tiempo inactivo y sujeto a las condiciones del medio ambiente, genere una avalancha que es un gran deslizamiento de tierra que podría dirigirse hacia las costas del Golfo de México como ha ocurrido de hecho en otros volcanes de esta misma zona, de esta cadena volcánica que es el Cofre de Perote cerca de Xalapa entre el Cofre y el Pico que hay dos más Las Glorias y Las Cumbres que han tenido estos deslizamientos gigantes uno sobre el cual se encuentra la ciudad de Huatusco”.
Explicó que no se está hablando de flujos de lava, sino de deslizamientos de tierra gigantescos, que en realidad son capaces de rellenar todos las barrancas existentes y cubrirlas, modificar completamente la topografía y el paisaje de cualquier lugar.
Torres Orozco, recordó que se monitorea, estudia y si se presenta alguna situación pueden ser explosiones pequeñas como las que tiene el Popocatépetl a diario, las fumarolas que no representan un peligro mayor a la población.
“Mientras se mantengan en este grado de intensidad no hay problema, pero pueden incrementar a explosivas muy grandes como por ejemplo en 1980 con el Santa Elena de Estados Unidos, el cual devastó una cantidad impresionante de bosques y cambió completamente el paisaje, por fortuna no había habitantes en la zona”.