No sólo el abuso sexual se considera violencia contra las mujeres; culpabilizar, descalificar, ridiculizar, ofender y humillar en público están consideradas como formas de violencia, aunque es una manifestación sutil, pero que puede ir escalando hacia formas más evidentes de agresión.
Investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN) alertan sobre esta escala de violencia, y para ello han diseñado una herramienta útil que permite estar alerta para detectar y atender este tipo de prácticas.
La Unidad Politécnica de Género con Perspectiva de Género promueve la utilización de un “violentómetro”, un material gráfico y didáctico en forma de regla que consiste en visualizar las diferentes manifestaciones de violencia que se encuentran ocultas en la vida cotidiana y que muchas veces se confunden o desconocen.
Se divide en tres escalas o niveles de diferentes colores y a cada uno corresponde una situación de alerta o foco rojo. Inicia señalando las manifestaciones más sutiles, siguiendo con las más evidentes y termina con las manifestaciones más extremas.
El color amarillo corresponde a acciones como hacer bromas hirientes, chantajear, mentir, engañar, ignorar, aplicar la ley del hielo, celar, culpabilizar, descalificar, ridiculizar, ofender y humillar en público, son algunas de las formas más sutiles de violencia.
Al color naranja (una escala intermedia entre el amarillo y el rojo) corresponde a intimidar, amenazar, controlar o prohibir, destruir artículos personales, manosear, acariciar agresivamente, golpear “jugando”, pellizcar y arañar.
El color rojo corresponde a manifestaciones evidentemente violentas, como empujar y jalonear, cachetear, patear, encerrar y aislar.
Mientras que el color azul marino corresponde a acciones extremas, como amenazar con objetos o armas, amenazar de muerte, forzar a una relación sexual, abusar sexualmente, violar, mutilar y, por último y fatalmente, asesinar.
En la vida cotidiana las manifestaciones de violencia no son necesariamente consecutivas, sino que pueden ser experimentadas de manera intercalada, advierten los investigadores que han colaborado en el diseño de esta herramienta.
Este violentómetro no solamente es de gran beneficio para las instituciones educativas, en donde originalmente se ha distribuido y dado a conocer, sino también para los ámbitos familiar y laboral.
Se ha elaborado en forma de animación, banner, regla escolar y separador de libro, y está registrado ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor con los Certificados de Registro Número 03-2009-120211370900-01 y 03-2013-090510414900-01.
Por la alta incidencia de feminicidios que se han registrado en la entidad veracruzana este instrumento puede ser de utilidad para identificar situaciones de riesgo.
De acuerdo con cifras oficiales, en la década de 2000 a 2010, el número de investigaciones que se iniciaron por el probable delito de homicidio doloso contra mujeres fue de 728 casos en la entidad veracruzana. Es decir, un promedio de 73 veracruzanas fueron asesinadas por año a lo largo de esa década.
Las cifras oficiales sobre feminicidios son pocas en la Entidad, algunas organizaciones sociales han documentado 244 feminicidios en Veracruz desde el 23 de agosto de 2011, fecha en que se tipifica el feminicidio como delito en el Código Penal estatal, hasta julio de 2014.
Sin embargo, cabe recordar que hay una solicitud ante la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM) para declarar la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres en el estado de Veracruz, presentada el 9 de septiembre de 2015 por la asociación civil Equifonía Colectivo por la Ciudadanía, Autonomía y Libertad de las Mujeres, según datos mostrados en la página web de esta instancia, dependiente de la Secretaría de Gobernación federal.