Ir a Menú

Ir a Contenido

Sección: Estado de Veracruz

Sursum Corda

La esperanza parece "una cosita de nada, pero asombra al mismo Dios"

Pbro. José Juan Sánchez Jácome 23/11/2020

alcalorpolitico.com

Pronto llegará el adviento. Necesitamos una caricia de Dios; sólo el Señor sabe cuánto la necesitamos después de una temporada realmente difícil y desgastante que se prolongará seguramente, no sabemos cuánto tiempo ni de qué forma.

Cuánta falta nos hace un tiempo con las características del adviento que viene a levantar el ánimo y generar esperanza, ante las cargas que han caído sobre nuestros hombros por el desempleo, la pobreza, la corrupción política, la inseguridad y la pandemia.

Frente a un panorama tan complejo como este, nuestras autoridades han continuado con una agenda contrapuesta a la verdad y la realidad, y completamente al margen del sufrimiento y la pobreza de nuestro pueblo, echando andar la maquinaria del aborto y, como acaba de suceder en los últimos días, despenalizando el uso de la marihuana.



Frente a esta realidad desafiante, necesitamos el anuncio y los signos del adviento que despiertan la esperanza, esa virtud que parece una cosita de nada pero que provoca que Dios mismo no salga de su asombro, como dice Charles Péguy:

"Pero la esperanza, dice Dios, esto sí que me extraña, me extraña hasta a mí mismo... que estos pobres hijos vean cómo marchan las cosas y que crean que mañana irá todo mejor, eso sí que es asombroso y es, con mucho, la mayor maravilla de nuestra gracia.

Lo que me asombra, dice Dios, es la esperanza, y no salgo de mi asombro. Esta pequeña esperanza que parece una cosita de nada, esta pequeña niña esperanza, inmortal... Porque mis tres virtudes, dice Dios, mis creaturas, mis hijas, mis niñas, son como mis otras creaturas de la raza de los hombres: la fe es una esposa fiel, la caridad es una madre... Y la esperanza es una niñita de nada...



Y sin embargo esta niñita esperanza es la que atravesará los mundos, la niñita de nada, ella sola, y llevando consigo a las otras virtudes, ella es la que atravesará los mundos llenos de obstáculos...

Por el camino empinado, arenoso y estrecho, arrastrada y colgada de los brazos de sus dos hermanas mayores, va la pequeña esperanza, y en medio de sus dos hermanas mayores da la sensación de dejarse arrastrar como un niño que no tuviera fuerza para caminar. Pero, en realidad, es ella la que hace andar a las otras dos, y la que las arrastra, y la que hace andar al mundo entero y la que le arrastra".

Siendo una virtud tan noble y refinada, no reparamos en su fortaleza y en el carácter revolucionario que tiene la esperanza que es capaz de sacudirnos de nuestro desánimo y ponernos en movimiento, a pesar de todas las adversidades.



Decía Václav Havel que: "Esperanza no es lo mismo queoptimismo. No es la convicción de que algo saldrá bien, sino la certeza de que algo tiene sentido, independientemente de cómo resulte". No se trata solamente de pensar positivo y de luchar contra el pesimismo que nos invade ante la descomposición y el estado actual de las cosas.

No es sólo un pensamiento positivo para no bloquearnos en las posibilidades de superación. No se trata simplemente de adornar la vida con frases estimulantes pero vacías de contenido. La verdadera esperanza no desconoce la realidad, incluso el dramatismo de la vida.



Henri Nouwen lo explicaba de esta manera: "La esperanza no tiene nada que ver con eloptimismo. Muchos piensan que la esperanza es eloptimismo, el mirar el lado positivo de la vida. Pero Jesús nunca dice nada parecido... Jesús está diciendo que el mundo es oscuro y seguirá siéndolo...



La esperanza es abrirnos para dejar que Dios realice su obra en nosotros de formas que superan cuanto podemos imaginar... Esto es la esperanza: que Dios te lleve a lugares nuevos".

Por eso anhelamos un tiempo que nos forme y nos forje en la esperanza cristiana ahora que el pesimismo ha cerrado todos los caminos. Necesitamos el calor del adviento que no sólo es un anuncio sino una presencia que se va apoderando de nosotros en la medida que nos dejamos atrapar por este mensaje que va sembrando a su paso la esperanza.

Necesitamos también las voces y los personajes del adviento que son hombres y mujeres de esperanza, que fueron alcanzados por la niña esperanza para sostener los sueños y las ilusiones de los demás. Necesitamos de estas voces autorizadas y sutiles, de estas voces proféticas y amables al mismo tiempo, de estas voces que no sólo anuncian tiempos nuevos, sino que emocionan y encienden el corazón al percibir su proximidad.



Cuánto necesitamos del acompañamiento que en este tiempo de adviento nos ofrecen Juan el Bautista, la Santísima Virgen María y el profeta Isaías.

Las voces de estos últimos meses nos han cansado y han generado desesperanza; nos han saturado de una visión horizontal; nos han encapsulado en una mirada pesimista; y nos han hecho olvidar la voz de Dios que los personajes del adviento nos vienen a recordar.

San Agustín, por su parte, sostenía: "La esperanza tiene dos bellas hijas. Sus nombres son enojo y valor; enojo por cómo están las cosas, y valor para asegurarse de que no sigan como están".



No nos dejemos robar la esperanza. Perder la esperanza es quedarse sin esa mirada que nos hace contemplar en el horizonte esa luz que a corta distancia no se puede percibir por la frialdad y la crudeza de los acontecimientos.

Este tiempo viene a meternos en una corriente de gracia para dejar que Dios realice su obra en nosotros de formas que superan cuanto podemos imaginar.