En 2017, el Presidente Trump ordenó hacer públicos 2891 de 3091 informes secretos sobre el asesinato de John F. Kennedy, perpetrado el 22 de noviembre de 1963, en Dallas, Texas.
No obstante, la información develada no fue suficiente para esclarecer si el crimen se debió a una conspiración o no. La Agencia Central de Inteligencia (CIA) se reservó los 200 restantes, argumentando que comprometían la seguridad nacional.
Justificando a la agencia, Donald Trump dijo: “He ordenado que se levante el veto sobre los documentos pero, dadas las
ADVERTENCIAS de los responsables de inteligencia no tengo más remedio que aceptar ciertas condiciones antes de causar un
daño irreversible a la seguridad de la nación”.
¿Cuáles fueron las advertencias? ¿A qué daños se refirió? ¿Qué o quiénes sometieron a la Casa Blanca?
Con esa negativa, la teoría de que el asesinato fue orquestado y financiado por las corporaciones y el
establishment político se fortaleció. Todo parece apuntar a los banqueros afectado por el decreto ejecutivo 11110 firmado por J.F. Kennedy 5 meses (4/06/1963) antes de su muerte.
Simplemente se trató de la
nacionalización de la banca, la disposición quitaba a la Junta de la Reserva Federal[1] (privatizada) el poder de hacer y prestar dinero con interés al gobierno. Desde ese momento, el Estado recuperaba la facultad soberana de emitir su propio dinero, el cual, al estar respaldado por metales preciosos, condenaba a muerte al creado por la Reserva Federal (al ser papel su respaldo, perdía valor). Lamentablemente, sólo se emitieron 4.3 millones de dólares llamados “Kennedy”.
Extrañamente, 5 meses después, el sustituto de Kennedy (L. B. Johnson) suspendió la impresión de esa moneda que de haberse continuado, la pavorosa deuda actual de 22 millones de millones de dólares no existiría. Y eso, como se sabe ¡no es negocio para ningún banco! El decreto está vigente pero congelado. La Reserva Federal sigue imprimiendo billetes sin respaldo sólido y naturalmente endeudando a la Nación.
Se especula que su hermano y fiscal general, Robert F. Kennedy, tenía la intención de reactivar el decreto y que por esa razón lo asesinaron 5 años más tarde (1969) en Los Ángeles, California, durante su propia campaña presidencial. Robert conocía ese poder oscuro y desconfiaba de la CIA.
Probablemente por eso las investigaciones sobre su asesinato incurrieron en múltiples irregularidades. Por ejemplo, el médico forense
Philip Van Praag descubrió que hubo 13 disparos, no 9 reconocidos oficialmente; el cuerpo de Robert recibió 4 impactos (no 3); hubo 5 heridos más y se encontraron otros 4 proyectiles en el área. Si el arma de Sirhan (asesino solitario) era un revólver Johnson calibre 22 con capacidad de ¡OCHO!, tuvo que haber otro tirador, necesariamente.
Tal vez se pregunte usted ¿Qué relación tiene esto con Donald Trump? Le contesto: en 1969, Trump tenía 22 años y conocía a los Kennedy. Robert, que varió de una política de extrema derecha a una de centro izquierda, fue su ejemplo y mentor político. Eso explica hasta cierto grado que Trump, en su primera campaña, utilizara un discurso parecido al de Bob; el cual alcanzó su clímax el 13 de octubre en 2016[2], en California del Sur.
A un mes de ganar las elecciones, el candidato republicano, con desparpajo y con espectacularidad, desafió abiertamente al
establishment manifestando preocupación por la clase trabajadora, cuestionando la política económica y fiscal y, por supuesto, condenando la corrupción. Fue un discurso anti Wall Street y anti corporaciones, que de haber sido la guía de su programa de gobierno, Trump habría alcanzado altura y prestigio como estadista insuperable o lo hubieran asesinado. De aquella arenga electoral se extrajeron las siguiente frases sorprendentes.
-Nuestro movimiento trata de sustituir un fracasado y totalmente corrupto establishment político.
-No hay mentira que (el establishment) no sea capaz de contar para mantener su poder a tus expensas.
-El establishment, las corporaciones y los medios existen sólo por una razón: protegerse y enriquecerse.
-Son los mismos que no tiene presente nuestro bien. Para ellos nada está fuera de los límites.
-La democracia está controlada por un pequeño grupo. Cualquiera que los desafíe será atacado, difamado.
-Nuestro establishment corrupto está detrás de la globalización radical y la privación de los derechos laborales. Sus recursos políticos, financieros y mediáticos son ilimitados, igual que su inmoralidad.
El hecho de que lo anterior permaneciera, evidencia un acuerdo: a Donald Trump le permitieron gobernar 4 años a cambio de que los privilegios de los banqueros y
establishment permanecieran intactos. No hay información fehaciente que explique el abandono de sus promesas de cambio. A pesar haber diagnosticado a E.U.A como un país en desastre cuyas
“… carreteras y puentes se hacen pedazos, nuestros aeropuertos están en condiciones tercermundistas y 43 millones de estadounidenses se alimentan con vales de comida”, la política no cambió. Por aventurado que parezca, no puede evitarse pensar que el poder oculto lo detuvo. Sin duda, de haber sido leal a su palabra, al igual que los Kennedy, ya no existiría. Lo peor de todo es que esos poderosos seguirán “
tirando de las cuerdas y manipulando cosas" (Gordon Adams)[3] ahora con Biden.
Para terminar, transcribo lo dicho por John F. Kennedy (27/IV/1961), refiriéndose al mismo
establishment que mantiene los hilos del poder en la Casa Blanca.
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La sola palabra “secreto" es repugnante en una sociedad libre y abierta; y nosotros somos gente inherentemente e históricamente opuesta a sociedades secretas.
Todo el sistema está en crisis, los partidos igual. Gane quien gane la elección, las condiciones de los agraviados permanecerán sin cambio. No hay razones para pensar lo contrario. Las 45 administraciones demócratas y republicanas anteriores gobernaron conforme a las directrices impuestas por la oligarquía. Biden será un peón más de la élite militar y financiera. Su edad y sumisión al
establishment no auguran una administración que alivie el sufrimiento de las clases trabajadores, los desempleados, los enfermos y los olvidados. Ni siquiera se atreverá a reformar el Artículo II, Sección 1 que faculta a las legislatura locales nombrar a quienes elegirán al siguiente presidente. Su democracia indirecta es falsa, no hay una democracia auténtica donde realmente el ciudadano elija a sus gobernantes.
[1] Dirige la política monetaria deEstados Unidos, vigila las instituciones bancarias y mantiene la estabilidad del sistema financiero. Esta conformada por los 12 principales bancos de ese país.
[3] Experto en política de defensa y seguridad nacional.