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Calder?n y gobernantes deben ahumarse con ?sta

La palma bendita ahuyenta tempestades

Indígena oaxaqueña desde hace 60 años viene a vender sus palmas No se pierde la fe ni la tradición, dinero es lo que no hay

Norma Trujillo B?ez Xalapa, Ver. 01/04/2007

alcalorpolitico.com

Sentada en la escalinata de la Catedral Metropolitana de Xalapa, allí sobre un nylón color negro, vendía palmas adornadas con florecitas moradas, manzanilla y laurel, crucifijos pequeños, figuritas de Dios tejidas en palma de coyol blanco, Berta Mendoza, indígena Oaxaqueña, ha venido todas las Semanas Santas desde hace 60, viene a traer “algo que lleva a Jesús a su casa, porque las palmas ayudan, cuando se queman con incienso a alejar a los truenos, las tempestades, a traer al bien como nuestro Señor”.

Ya con una cabeza casi blanca, unas manos desgastadas por el trabajo, pero que se mueven con rapidez para hacer el trenzado de la palma o el tejido de las figuras que ella ofrece en diez pesos y que el comprador le da cinco, Berta, mientras platica, trabaja, pero nos comenta “serviría esto al presidente de México pa, así cambie nuestra vida porque es triste no hay pa nada, está el hambre”.

Allá en San Pedro Jojotipa, “delante de Huicatlán, en Oaxaca”, ocupamos la palmita, “mi creencia es que ahuma uno al cielo y se van truenos, rayos, y todo lo malo, así digo se hagan las autoridades pa que se le salga todo el mal y todos nos va a ir bien, puede que cambien las cosas porque traerían a Dios”.
Desde pequeña ha venido a la capital de Veracruz, “se completan docenas de tiempo, años cada año y sigo viniendo”,y aunque los modelos y formas de las palmas han cambiado “poquito a poquito he aprendido a tejer y hacerlas bonitas”, tiempo en el que dijo las ventas han bajado poco, “lo que no hay es dinero, pero la costumbre y fe si hay”.

Casi no resulta [negocio] –comentó la indígena que supone tiene 6 docenas y otros años de edad- pero para mi Semana Santa está aquí vendiendo, “si no vengo no tuviera Semana Santa, un año me fui a otra parte y hay Dios, estuve triste, por eso no dejo mi Iglesita, ya viene aquel mi hijo”.