Arturo Marinero, catedrático de la Facultad de Psicología de la Universidad Veracruzana, expuso que los que trabajan desde el psicoanálisis dudan mucho que la resiliencia o capacidad de los sujetos para sobreponerse a periodos de dolor emocional y situaciones adversas, esté bien empleado.
Durante su plática sobre “La relevancia de la atención a la salud mental de las personas afectadas en emergencias y desastres”; recordó que la palabra proviene de la metalurgia, es decir, que los metales pueden tener algún impacto externo y no les va a pasar nada.
Reconoció que el término se trasladó primero a la educación y después se llevó a la Psicología donde se supone que ante algún tipo de eventualidad externa al sujeto humano le va a pasar nada o muy poco, incluso saldrá fortalecido, algo así como que lo que no mata engorda.
“Los que trabajamos desde el psicoanálisis dudamos mucho de esto, porque primero, no somos metales, grave error. Segundo, lo que pasa afuera nos afecta de manera fundamental, entonces tenemos un poco de prurito con ese término”, señaló.
Al iniciar su plática, enfocada a personal de emergencias de diversas instituciones, definió que en esta ciencia no hay “pastillitas” para resolver crisis, traumas, complicaciones del corazón, fracturas del alma o depresiones.
Explicó que en salud mental las pastillas, las recetas y los formatos resultan obturadores y traban el objetivo de buscar que las personas resuelvan sus problemas de otra forma, que les permita con plenitud y disfrutar su vida.
Y es que refirió que los seres humanos estamos habituados a solicitar, a pedir la fórmula para resolver algo o bien esperan una intervención con base en lo que se ha hecho y comprobado que funciona.
Un ejemplo de esto es cuando los padres acuden con el psicólogo a pedir ayuda para sus hijos para que se deje de orinar en la cama, ellos quisieran que se les diera el paso 1,2, 3, pero para esta ciencia no funciona así.
“No tenemos pastillitas para resolver crisis, traumas, complicaciones del corazón, fracturas del alma, depresiones. Si lo hubiera ni la Facultad de Psicología existiría. En ocasiones sucede que las personas no somos muy capaces de tolerar el dolor o el sufrimiento y quisiéramos tener esa pastillita controladora”, expuso.
Arturo Marinero definió que atender el sufrimiento humano no es sencillo porque se suele transitar entre el dolor, la angustia, la tristeza, la desesperanza y “acompañar” significa tratar de entender la sensación que a veces se tiene de vacío y de muerte para transitar a otro estado, a otra experiencia pese a las heridas que se tiene.