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Sección: V?a Correo Electr?nico

La Universidad Veracruzana frente a Jaime Fisher y Salazar

Eduardo de la Torre Jaramillo 05/08/2016

alcalorpolitico.com

Hace 28 años que conozco a Jaime Fisher y Salazar, fue mi maestro en la Facultad de Sociología, allí nos impartió la materia de “Economía Política”, un profesor que llegó con aires frescos, cuyas características eran: la irreverencia, la ironía, la inteligencia, la crítica, la responsabilidad y la disciplina; en fin sus clases fueron recordadas por mucho tiempo; maestro que por cierto reprobó a toda mi generación, me incluyo, porque después de posponerle el examen en tres ocasiones, pues no tuvo más remedio que tomar esa decisión frente a la anomia que existía en esa Facultad, en donde el micropoder lo tenían los alumnos, fue una época inolvidable como estudiante.

Con el paso del tiempo, bueno desde que fue mi maestro se convirtió en mi amigo, de lo cual me congratulo de serlo, Jaime ha asistido a muchos de los foros que hice sobre la crisis del socialismo, o la democracia en este país, en fin siempre que lo he invitado a algún evento de debate público nunca falta; aquel economista con los años se convirtió en filósofo y, hoy en investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas.

Mi amigo Jaime hace algunas semanas me buscó para narrarme su situación laboral en dicho instituto de la Universidad Veracruzana, yo no daba crédito por el nivel tan pueril de la relación que podía existir en la UV, que de por si el nivel académico desde que yo era estudiante no era de excelencia, de hecho uno se tenía que formar en los extramuros o haciendo otra carrera de manera simultánea, como yo lo hice para suplir las carencias. Pero, regreso a esta Universidad que cada día se convierte no en una casa del saber, sino en la “Santa Inquisición” y de la simulación, la burocratización del saber, o mejor dicho lo acomodaticio que resulta ser integrante de esta Casa de Estudios. ¿Qué fue lo que le pasó a nuestro amigo Jaime Fisher?, pues violando el debido proceso, el director de dicho instituto, desconocedor de las leyes le levantó una acta circunstanciada con la manifestación e intencionalidad de rescindirle el contrato, violando su garantía de audiencia, y con el simple sentido común o por indicaciones directas de la rectoría de correrlo; ya que evidencia la total torpeza jurídica del caso, y todo esto porque supuestamente había dicho una grosería en el recinto sagrado de ese noble instituto de investigaciones.



Continuando con la narrativa anterior, pues asistí como su abogado a desahogar la diligencia, por supuesto que me acompañó su notario público, a quien desde la vulgaridad del poder universitario y desconociendo la legalidad de este país le dijeron que era un “acto privado”, y que por lo tanto no podía estar presente; ¡vaya! Eso le dijeron a un fedatario público; cada vez constato que la ignorancia siempre ha sido muy atrevida en este país; en fin la confronta duró casi 4 horas, dicho sea de paso fue muy lamentable escuchar a los Doctores en Filosofía que todos los “chismes” porque no los puedo calificar de otra manera lo que afirmaron se suscitaron en restaurantes o en la calle, es decir fuera del recinto laboral, ese sacrosanto instituto de investigaciones filosóficas. Fue un acto vergonzoso el ir a presenciar los argumentos de los investigadores o los nuevos aprendices de filósofos.

Empero, no es el único acto de barbarie que conozco, el año pasado pretendí titularme de sociólogo, empecé los trámites burocráticos, por cierto el entonces director de la Facultad de Sociología, Erasmo Hernández García muy diligente y amable me encaminó hacia el Consejo Técnico quien determinó que podía titularme de manera automática, y para mi sorpresa, con una sola llamada del Oficial Mayor de la Universidad Veracruzana, Carlos Gómez Vignola me negó la titulación, y pensé que rencoroso tipo, quien por cierto me dio clases de derecho agrario, una cosa es dar clases y otra considerar a alguien “maestro”, recuerdo que en esos años de irreverencia (quizá hasta la fecha la mantengo), le dije: “Usted no sabe nada de derecho agrario”, se molestó y me retó a que diera la clase, por supuesto que acepté el reto, ya que mi padre había trabajado en la delegación de la reforma agraria 41 años con tres meses, pues me contaba como abordaba los asuntos jurídicos con los campesinos de todo el estado, además leí al investigador Armando Bartra; el resultado fue que lo evidencié con mi exposición, quien al final de cuentas tuvo que ponerme 10 de calificación; pero todo esto sirve para evidenciar la pequeñez con la cual se está administrando a la Universidad Veracruzana hoy en día.



Regresando al caso de mi amigo Jaime Fisher y Salazar, por supuesto que además del sindicato de la Universidad, que por cierto hizo una buena defensa de él, ya que no pude hablar por las reglas universitarias, sólo estuve allí apoyando de “oídas” a Jaime; en caso de que se anteponga la Santa Inquisición, hoy llamada Universidad Veracruzana, pues estamos preparados jurídica y políticamente para defender no sólo al amigo, sino al espíritu crítico que necesita la Universidad Veracruzana, sin embargo de antemano, y sin temor a equivocarme, este juicio lo tiene perdido la Universidad Veracruzana, y sólo la vamos a poner en ridículo en caso de que intente asestar un golpe a una reducida parte de la ilustración que aún le queda a esa Universidad.