Líder de taxistas quiso inmolarse “cansado de tanta pinche corrupción” de Gobierno

“Estoy cansado de tanta pinche corrupción. Si mi muerte sirve para que volteen a ver a Veracruz lo voy a hacer”, advirtió el líder de Eco Taxi Orizaba, Víctor Hugo Déctor Moreno, frente al Palacio de Gobierno mientras rociaba su cuerpo con combustible.

Fue la escena que presenciaron veracruzanos sobre la Plaza Lerdo de Tejada y desde sus dispositivos móviles en las redes sociales: un hombre arrodillado frente al Palacio de Gobierno, con gasolina que se evaporaba del interior de sus retinas.

El motivo de su ira, dijo, eran las promesas de emplacamientos sin cumplir de las administraciones Javier Duarte y Flavino Ríos.

El mismo hombre en días pasados había advertido con iniciar una huelga de hambre a un costado de la protesta de los alcaldes veracruzanos, sin embargo, aseguró que fue contactado por la gente de Política Regional y pactaron algunos días de prórroga.

El tiempo avanzó y el sexenio entró en sus últimos días al frente de Veracruz. Los ruleteros al no ver respuestas se desplegaron con carteles sobre la calle Enríquez, en Xalapa, Veracruz.

“Me voy a inmolar, a ver si con esto nos hacen caso”, dijo Déctor Moreno y luego fijo 15 minutos para que el Gobernador Interino lo asistiera, quizá por teléfono como alguna vez dijo que por esa vía es posible gobernar a Veracruz, sin embargo no sucedió y el taxista procedió con su advertencia de inmolación.

“No te mates, Víctor. No vale la pena y menos por este pinche Gobierno”, gritaban sus homólogos mientras apagaban sus cigarrillos y se corrían a traer arena y baldes con agua para contener el combustible.

Pasaron 20 minutos sin que un vehículo de paramédicos o rescatistas asistieran al sitio ya despoblado de protestas. No fue así y los compañeros de Víctor Hugo Déctor lo desvistieron con cautela y enjuagaron con agua del parque Benito Juárez.

Una vez controlado el caos, llegó una llamada del secretario de Gobierno, Genero Mejía, quien aseguró que en las próximas 72 horas fincará responsabilidades a los que han retrasado la liberación de placas y que confiara en él.

Los gritos de los demás inconformes se descargaron en forma de avalancha sobre el funcionario. “No te creemos, todos son una bola de corruptos”.

La amenaza de inmolación finalmente no se cumplió. Uno de los transeúntes sentenció la escena: “estuvo bien que no lo hizo, finalmente, tienen razón, por este Gobierno no vale la pena”.