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Universidad Anahuac

Sección: Estado de Veracruz

Libertas

Límites planetarios

José Manuel Velasco Toro 21/09/2023

alcalorpolitico.com

En 2009 el Centro de Resiliencia de Estocolmo, Suecia, acuñó el concepto de Límites Planetarios. Concepto que emergió cuando se conoció que existían situaciones de riesgo en el equilibrio de la capacidad de la Tierra para regenerase si rebasaban cierto límite. Nueve son los parámetros que deben mantener un equilibrio en su relación, pues de ocurrir el desequilibrio, como ya está sucediendo, la capacidad de resiliencia de la Tierra se afecta gravemente, por ende, las condiciones que favorecen la vida actual se ven seriamente afectadas. ¿Cuáles son esos parámetros?

Si bien su orden es secuencial, la relación entre ellos es sistémica y la alteración en uno afecta a la totalidad: 1) Integridad de la Biósfera y Biodiversidad. 2) Cambio climático. 3) Uso de agua dulce. 4) Contaminación química. 5) Acidificación de los océanos. 6) Cambio en el uso de tierras. 7) Ciclo del nitrógeno y fósforo. 8) Grosor de la capa de ozono. 9) Contaminación de la atmósfera con partículas. ¿Qué indica la medición de dichos parámetros?

Muestran cómo es que la actividad humana está destruyendo los sistemas esenciales que permiten la vida en nuestro planeta, único hogar de la humanidad porque somos de ella en tanto resultado de su evolución, y en qué medida la soberbia y la avaricia de la humanidad alimentadas por la gula actúa contra su propia existencia.



A diferencia de ayer, hoy somos conscientes de lo que está ocurriendo por la continuidad antropogénica; sin embargo, somos indolentes pues la pereza, esa falta de voluntad para atender lo urgente y cambiar la actitud de dejadez, pesa como el plomo que nos hunde en el fango de la extinción. ¿En qué me apoyo para decir lo anterior? En el hecho de que cuando se establecieron los parámetros de Límite Planetario, se estaba cerca de rebasar dichas fronteras.

Empero, seis años después, en 2015, el ciclo de potasio y nitrógeno, así como el de destrucción de la biodiversidad ya se encontraban más allá de la llamada zona de incertidumbre, es decir, en el punto de inflexión donde, de continuarse, es prácticamente imposible de revertir. Asimismo, el cambio de los sistemas de uso de la tierra y el cambio climático estaban en la zona de incertidumbre, un umbral que podía ser revertido con acciones contundentes, realistas y globales, más no con discursos y acuerdos internacionales de letra muerta.

La sustentabilidad planetaria se pierde a pasos agigantados por la voracidad y forma destructiva en la que se extrae y se abusa de los recursos que se formaron a lo largo de millones de años. Y con ello, claro está, estamos colocando nuestro cuello en la guillotina de la pauperización que puede conducir hacia la extinción de la especie humana, al lado de toda la biodiversidad que ha ido desapareciendo, más no así la vida que la naturaleza sabrá evolucionar para adaptarse a situaciones cambiantes.



Por desgracia no paramos en nuestro afán depredador. La codicia por poseer más y más retroalimenta la avaricia extractiva que destruye, y destruirá como la moraleja de la antigua fábula de la “Gallina de los huevos de oro”, las nobles condiciones de equilibrio que durante miles de años han caracterizado al clima de la Tierra y que han hecho posible la evolución y progreso cultural humano.

Tan es así que en este año 2023 se superaron los límites de otros cuatro parámetros, pasando a ser seis en tan solo ocho años. En el informe de este año, el Centro de Resiliencia de Estocolmo señala que queda muy poco margen seguro para las buenas condiciones que permiten la vida como la hemos conocido y que, si seguimos apoltronados en la indolencia, los problemas por venir para las generaciones actuales y futuras serán de conflicto, sufrimiento y destrucción.

En un artículo de Guillermo Murray Tortolero, “Los límites del planeta” (2022), también nos explica que la civilización humana está al borde del suicidio. Señala que la devastación de la biosfera y pérdida de la biodiversidad superó el límite en 1000%, que el cambio climático rebasó el límite en 120%, los ciclos de nitrógeno y fósforo el 65%. El abuso en el uso de agua dulce el 65% y el cambio de uso de suelo con destrucción de la biodiversidad el 78%.



La destrucción de hábitats por el cambio de uso del suelo es donde más se nota el desastre antropogénico. Es claramente visible: derribe de bosques y selvas para favorecer la actividad agrícola de temporal y ganadería extensiva, fundamentalmente, así como minería a cielo abierto y el imparable crecimiento urbano, lo que abona al cambio climático que se ha acentuado dejando sentir sus efectos con mayor intensidad (olas de calor, sequías anómalas prolongadas, formación simultánea de huracanes y elevación de la temperatura marina, etcétera).

El límite de incertidumbre en el uso de agua dulce está quedando muy atrás, pues la seguimos contaminando sin piedad, despilfarrando millones de litros generación tras generación, extrayéndola indiscriminadamente del subsuelo lo que ya acarreó, de acuerdo con la NASA, una inclinación del eje terrestre en 80 centímetros sumando causales relacionales al cambio climático y formación de grietas profundas que recorren varios kilómetros en California por la enorme cantidad de extracción que seca los mantos del subsuelo.

La contaminación química de suelos, subsuelos, mantos freáticos, ríos y mares, también dio un salto allende la frontera del límite de tolerancia lo mismo que la acidificación de los océanos con consecuencias funestas para la ecología marina y una de nuestras fuentes alimenticias. El nivel de dióxido de carbono ( CO2) fluctúa entre 417 y 420 ppm (partes por millón), cifra muy superior al límite aceptable de 350 ppm, lo que ocasiona mayor concentración de calor en la atmósfera con las implicaciones relacionales que estamos resintiendo, y de seguir esta tendencia y llegar a los 450 ppm, la temperatura global podría alcanzar poco más de 1.5 grados centígrados y, entonces sí, no quiero ni imaginar la gran cantidad de conflictos sociales que se sucederían en cascada (imagínelos Usted cual película apocalíptica).



Lo único que está en la zona de bajo riesgo es la capa de Ozono, resultado de la acción mundial que limitó y mantiene bajo control el uso de gases clorofluorocarbonos e hidro clorofluorocarburo, lo que demuestra que cuando existe voluntad mundial es posible revertir un proceso, siempre y cuando no haya rebasado considerablemente los límites de peligro. En el momento actual ya no se trata de cuidar la casa común, sino de rescatar y restaurarla para reestablecer un pacto con la Naturaleza que permita la continuidad de la vida y de la civilización humana en la Tierra. Puede sonar apocalíptica esta afirmación, pero la ciencia, los datos de la realidad y la experiencia sintiente del cambio climático, apuntan hacia un destino incierto que, de seguir con el derrotero actual, puede terminar en catástrofe. Evitarla es nuestro deber, por eso debemos actuar para, cierro con palabras de Leonardo Boff, “mantener las condiciones energéticas, informacionales y fisicoquímicas que sostienen a todos los seres, especialmente a la Tierra viva, a la comunidad de la vida y a la vida humana”. Si no actuamos para el bien de la Tierra que es la base de nuestra existencia, inevitablemente agotaremos las fuentes que proporcionan nuestro alimento, nuestra hidratación, nuestra respiración, nuestra salud y demás condiciones que nos permiten vivir con mayor confort.