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Sección: V?a Correo Electr?nico

Lo que menos mostró Sandro Gómez en el abucheo a Alberto Olvera fue educación universitaria

Al priísta se le olvidó que estaba en un recinto donde la academia y la tolerancia siempre van de la mano, critica

27/08/2012

alcalorpolitico.com

Estimados miembros de alcalorpolitico.com

Espero se encuentren bien, les agradecería publicar mi parecer con las respuestas (que desde la semana pasada viene ofreciendo) el “egresado de la facultad de Derecho” y secretario general de las “juventudes” del PRI: Sandro.

Trataré de exponerlas por puntos, y mucho espero que estas reflexiones sirvan para que sus lectores se formen una opinión propia más acercada a la gravedad del asunto y para que ustedes también se aventuren a realizar más preguntas sobre el hecho.

1) Ser egresado de la Facultad de Derecho de la UV, y mucho menos ser consejero alumno, no son argumentos que muestre la congruencia y/o la inocencia de una persona. Hay mucha diferencia entre un egresado de la Universidad y un educado en la Universidad. Sandro cumplirá con aspectos normativos que le den cierto estatus, pero su comportamiento deja mucho que desear. Pues nunca se le notó en el evento (con sus abucheos y los de sus compañeros en el IIHS-UV) ni en sus reacciones posteriores (con la soberbia que muestra en sus declaraciones) una educación universitaria: defender la libertad de cátedra, aceptación y discusión de argumentos, conocimientos y valores universales.

2) Todo evento académico debe conducirse por la tolerancia, el diálogo y la cordura. Si esto no se puede aceptar pues sencillo: vámonos a la cantina y gritemos lo que queramos. El día de la presentación del libro, la “alumna” en cuestión (de quien cobardemente Sandro se excusa) junto con el grupo que acudió no hicieron cuestionamientos sobre los contenidos del libro, sino fueron una serie de pronunciamientos contra Olvera. Ni siquiera las preguntas fueron dirigidas al propio autor del libro presentado (quien no dejaba de mostrar su sorpresa ante la falta de educación mostrada por el grupo que no dejaba de abuchear). La consigna era clara: molestar intolerantemente a uno de los presentadores.

3) La libertad de expresión va más allá de “decir lo que pienso”, esta primicia debe exigirse mucho más cuando se trata de una discusión académica (donde se discuten afirmaciones que han sido justificadas, argumentadas y comprobadas). Asimismo, no hay que olvidar que nuestros derechos terminan cuando empiezan los de los otros. A Sandro y a su grupo se les olvidó que estaban en un recinto donde la academia y la tolerancia siempre han ido de la mano. Tantos especialistas, tantas presentaciones, tantos debates se han llevado en el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales UV y nunca se había visto semejante “cargada de gritos y abucheos” a un académico en particular, digno de la elección de un consejero alumno, pero nunca de una presentación de resultados de una investigación científica.

3) Con el ejemplo de este “muchacho” incluso se cuestiona mucho el sistema educativo de la propia Universidad ¿de qué sirven las carreras, horas en el aula, enseñanzas de catedráticos? Y peor aún ¿para qué tanto “estudiar” leyes académicamente y científicamente? Mis disculpas sinceras de antemano a todos los universitarios. Sé que no todos son así y sé que muchos son lo suficientemente críticos para desconocer las piltrafas de este personaje que busca más “caer bien” a sus superiores que discutir o comportarse a la altura universitaria que a todos los veracruzanos les cuesta mantener. Sería muy bueno preguntar a Sandro en qué otras mesas, presentaciones y debates del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales ha estado presente, porque es la primera vez que lo vi en este lugar.

4) Sandro se equivoca terriblemente con su frase: “no se trata que nada más el Doctor se siente a hablar y sea lo que él diga”, ¿qué necesidad hay de recordarle al universitario, que el “doctor” ya justificó, indagó y corroboró sus dichos como académico que es? Si a nosotros no nos parece los argumentos del “doctor” nos corresponde: enterarnos (leer) de sus hipótesis, plantear las nuestras, justificarlas, indagar las fuentes y de ahí “desmentirlas”; o bien podemos preguntar y plantear dudas que también son bien recibidas, pero que jamás podrán negar lo que tanto trabajo ya le costó al ponente. Invito a Sandro a leer los trabajos de Olvera, porque todo buen científico social brinda sus críticas pero también señala algunas acciones a seguir. La crítica académica siempre vendrá con alguna sentencia o sugerencia, si no, no sirve. Lo malo es que las soluciones que plantean los académicos, regularmente son inaceptables para la clase política que ciertamente tiene otra realidad.

Agradecido con la redacción por publicar esta mi personal opinión, espero que omitan mi nombre porque, como Sandro, no tengo un partido/cuerpo político/grupo que me respalde y defienda, y con la situación político veracruzana todo se puede esperar.

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