De un solo golpe, la marea morada rompió las escolleras del silencio y sonó firme y fuerte en la Plaza Lerdo, ante un Palacio de Gobierno vacío y ausente y en medio de la indignación y los reclamos de justicia para las mujeres.
Luego de erigir la Antimonumenta en el Teatro del Estado, un solo contingente de niñas, jóvenes, madres y abuelas abarcó todo lo ancho de la avenida Manuel Ávila Camacho, envueltas en banderas negras, rosas y violetas y con una sola consigna: fin a la violencia de género.
La marea morada descendió a paso firme por Ávila Camacho, enarbolando distintas causas: las de las madres de las personas desaparecidas, las de las víctimas de violación, acoso o abuso sexual o de violencia en casa.
“¡Mamá: hoy voy a gritar lo que te hicieron callar!”, “¡Te quiero libre, poderosa, viva y sin miedo!”, “Juntas florecemos más fuertes” y “Si desaparezco no recen por mí, quemen todo”, destacaron entre las consignas plasmadas en las cartulinas de al menos 10 mil manifestantes en este sábado.
La marcha sirvió para exigir justicia por las que ya no están. Marcharon con imágenes de Bianet, Angélica y Estefanía, y muchas más que se hicieron presentes en los coros de las participantes en la tercera marcha en la Capital.
Después de atravesar el Viaducto, las manifestantes realizaron pintas en el Palacio de Gobierno, del lado de la fachada de Zaragoza, que hace apenas unos días los trabajadores terminaron de remozar, con mensajes y leyendas contra hombres violentadores y sus acciones y miles de gargantas a coro: “no somos una, no somos cien… pinche gobierno cuéntanos bien”
Ya en Plaza Lerdo, la batucada se hizo presente y las feministas entonaron la “Canción Sin Miedo”, de Vivir Quintana, cual ejemplo de lo que hicieron las mujeres hoy: que tiemble el Estado, los cielos, las calles… No las apagó el candente sol, no se rindieron ante el cansancio, cantaron, gritaron, portaron orgullosas sus carteles, inspiradas por defender sus causas, su libertad, sus ganas de vivir sin miedo y poco a poco se dispersaron hacia las calles de bajada, de subida, satisfechas de hacerse presentes y de participar en el mensaje revolucionario en defensa de sus derechos frente a los hombres que abusan, que las invisibilizan, que las rebajan en su dignidad humana.