Ir a Menú

Ir a Contenido

La antrop?loga Sara Ladr?n de Guevara

Matrimonios indígenas “arreglados” no venden a la mujer; es intercambio de dones

- En su cultura y en su ética, les dicen con quién no se deben casar y también, con quién se deben casar - Los arreglos son similares a las “dotes”; el casarse “por amor” es reciente; al esposo impuesto se le acepta, igual que a un hermano

Marcelo S?nchez Cruz Xalapa., Ver. 06/03/2009

alcalorpolitico.com

En la actualidad existe un gran debate respecto de la violación de los derechos humanos de mujeres indígenas o de otras culturas que son entregadas en matrimonios arreglados por sus padres cuando apenas son unas niñas, sobre todo porque en muchas ocasiones estos matrimonios implican un intercambio económico, afirmó Sara Ladrón de Guevara, directora del Museo de Antropología de Xalapa (MAX).

Dijo que el problema es el enfrentamiento de una cultura con patrones diferentes de formar familias, pues resulta muy difícil entender usos y costumbres de otras culturas:

“Estos problemas de las etnias donde se habla de la venta de mujeres, a menudo son los intercambios de dones, y eso es un asunto tradicional; es decir, hasta hace poco en nuestra sociedad existían las dotes, donde a la mujer además de entregarla en matrimonio se le debía proveer de ciertos criterios económicos o de bienes, y eso no se veía mal.”

La arqueóloga afirmó que “ahora, como en los grupos indígenas son los varones quienes entregan los bienes económicos a la familia de la novia, se dice que la están vendiendo; habría que ver si es una imposición o si la joven está de acuerdo, y si ha sido educada en esa tradición lo más probable es que sí lo esté. Es un asunto de ética con valores distintos”.

La sociedad occidental tiene ahora –y hay que decir que es históricamente reciente– el patrón de que los jóvenes se enamoran, deciden formar una nueva familia y se les da esa libertad de elección, siempre y cuando no se quieran casar con un hermano, un tío, un abuelo, o con alguien que ya esté casado, es decir, también tenemos nuestros usos y costumbres a los que debemos ceñirnos.

Pero en las sociedades tradicionales, las reglas de parentesco no sólo señalan con quién no se debe uno casar, sino que se marca con quién sí se debe casar una persona.

“Aunque parezca complejo, probablemente estas reglas no eran tan erróneas, cuando nacemos tenemos ya una familia estructurada, puede ser que no nos caigan del todo bien nuestros hermanos o nuestros padres, pero con el tiempo aprendemos a tolerarlos, comprenderlos y quererlos. Lo mismo sucede en estas sociedades, cuando uno está programado culturalmente y le han dicho que esa persona va a ser su marido, y se lo han dicho desde que tenía cuatro años, pues ése es”, afirma Ladrón de Guevara.

Para la Directora MAX, el conflicto llega en este momento de globalización de la información donde la idea que se difunde es la occidental contemporánea, en la cual se privilegia la elección individual y se olvidan los antecedentes históricos de la sociedad de la que se proviene.