Médicos de Veracruz, desactualizados sobre el aborto; todavía promueven legrados

"Abortera en la Montaña” es un colectivo veracruzano que funge como red de acompañamiento para la interrupción del embarazo.

Como colectivo han operado desde mediados del 2020, sin embargo, algunas de sus integrantes ya asistían a mujeres que lo necesitaran desde hace un par de años atrás.

A través del tiempo, han podido notar las negligencias que se comenten en los centros de salud de Veracruz y la desactualización que ha imperado, a causa de la ilegalidad del aborto —que recientemente se despenalizó— y estigmatización que ha permeado por años.



Activistas de la salud, red de cuidadoras y feministas, quienes también por seguridad han preferido mantener el anonimato, brindan la información y todos los lineamientos según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que quien lo desee, pueda elegir la opción más adecuada para interrumpir su embarazo.

Se encargan de dar seguimiento a procesos medicalizados de aborto seguro, canalizar a las mujeres a clínicas de interrupción legal del embarazo, monitorear el proceso ya sea de manera virtual o presencial y también facilitan el acceso a los medicamentos e insumos aprobados por organizaciones de salud estandarizadas.

Con pandemia, crecieron llamados de ayuda



En junio del 2020, un grupo de acompañantes de Veracruz se dieron cuenta de la necesidad que imperaba en la entidad.

Durante la pandemia, las solicitudes habían incrementado y cada vez más mujeres pedían ayuda para tener el acceso a un aborto seguro; fue por eso que decidieron crear la red para brindar un acompañamiento digno dentro del Estado y dignificar la interrupción del embarazo.

Esto también implicaba el bienestar psicológico, porque las mujeres pueden prepararse para lo que viene, pueden acceder a toda la información y al aborto oportuno, reduciendo los efectos secundarios mentales que podrían conllevar esta práctica, explicaron las integrantes del colectivo.



Existen varios factores que hacen que una persona gestante se encuentre en una situación de vulnerabilidad; su situación económica o su entorno sociocultural. Por ejemplo, mujeres indígenas y también las adolescentes.

“Nos han escrito chicas de 15 a 16 años que están vulneradas porque no reciben atención de calidad a su salud sexual y reproductiva, principalmente porque la sociedad se niega a que los adolescentes ejerzan una vida sexual, aunado a esto, también les niegan la información y los acceso a métodos anticonceptivos. Cuando se ven en una situación de embarazos no deseados, se ven solas, no tienen opciones,” dijeron las activistas.

En estos casos, el colectivo cuenta con un banco de medicamentos para ayudar a quien carezca del recurso económico.



Por su parte, en las zonas indígenas como en la región de Zongolica, muchas veces las mujeres no cuentan con el recurso ni con un espacio seguro.

La red busca la manera de hacer llegar el medicamento y en ocasiones, son los propios estudiantes de la Universidad Veracruzana Intercultural quienes, independientemente de la institución, se ofrecen para facilitar la obtención de los mismos.

“Abortera en la Montaña” funciona como una red de acompañantes a través del territorio mexicano e incluso dentro de Latinoamérica.



“A veces nos han escrito chicas de otros estados y de otros países, al tener esta red, estamos en contacto con otros colectivos u otras acompañantes, y así podemos canalizarlas.

“No todo ha sido fácil, nos hemos encontrado casos en donde, sobretodo en Latinoamérica, es difícil encontrar redes de apoyo cercanas, ya que, las acompañantes por seguridad no son de fácil acceso porque ellas mismas se están protegiendo por la clandestinidad que es condenada en sus respectivos países”, dijeron.

Sector médico, problema por desactualizado



El colectivo también ha tenido varias malas experiencias con el personal médico.

Un problema que implicó la ilegalidad que hubo por años en el sector médico, es la desactualización, los médicos no están al día en la práctica de aborto y siguen recomendando legrados, dan dosis erróneas del medicamento o en ocasiones les venden las pastillas a un precio excesivo.

Además, a las mujeres que van por atención a los centros de salud les dicen que no, que se pueden morir, que el procedimiento medicalizado es muy peligroso, que mejor se hagan un legrado.



Aquí impera un problema de desinformación, porque los legrados ya son prácticas invasoras, desactualizadas y riesgosas. Actualmente, el proceso quirúrgico que se utiliza son las Aspiraciones Manuales Endeuterina.

“Son pocas las clínicas que tienen las aspiraciones como opción para realizar procesos quirúrgico de interrupción.

“Ahora que estamos en un un proceso de legalidad, es necesario que el Estado posibilite todas las medidas necesarias para que los médicos se actualicen y se capaciten para brindar un aborto y una atención con perspectiva de género. Una atención que identifique cuáles son las necesidades de las mujeres y por qué las mujeres están abortando, porque también es importante decir que las mujeres no quieren pasar una experiencia de aborto, más bien, se ven en la necesidad de abortar”.



El Colectivo afirma que se debe empezar a legislar sobre la “objeción de conciencia”, que si bien, ya es legal la interrupción del embarazo hasta la semana 12, aún hay que regular todos aquellos mecanismos que pueden coartar el derecho de las mujeres. Legislar todos aquellos vacíos legales sobre el procedimiento, la capacitación actualizada y la sensibilidad, vacíos sobre la regulación de qué hospitales van a brindar el servicio de manera gratuita, aún no se tiene información al respecto y es importante que esta se haga pública.

“Que se dé la actualización a los centros de salud y a los médicos desde las redes de organismos que tienen ya experiencia sobre aborto. Por ejemplo en México tenemos organizaciones como la IPAS o la GIRE, que ya tienen centros de capacitación disponibles para el sector salud,” aseveraron.

De acuerdo con datos del Instituto Guttmacher, a nivel mundial, aproximadamente 121 millones de embarazos no planeados ocurrieron cada año entre 2015 y 2019. De estos embarazos no planeados, el 61% terminó en aborto. Esto se traduce en 73 millones de abortos por año, significa que es una práctica bastante común pero con un alto grado de estigmatización.



Reciben apoyo

Para finalizar, la red de acompañamiento enfatiza que esta actividad la realizan gestionada con sus propios recursos, no reciben ningún tipo de estimulo por parte de alguna Institución Gubernamental o empresarial. Así mismo, a través de su página de Facebook “Aborteras en la Montaña” abre la invitación de contacto para quien necesite de su apoyo, ellas brindan los siguientes soportes:

- Acompañamiento y monitoreo de abortos medicalizados
- Canalización a clínicas de interrupción legal del embarazo para procesos quirúrgicos seguros
- Banco de medicamento
- Talleres de información y concientización sobre el aborto



De igual forma, comentan que reciben donaciones en especie, ya sea económica o con cualquiera de los siguientes medicamentos:

- Misoprostol
- Ibuprofeno de 400 mg o 800 mg
- Dramamine
- Vomisin
- Loperamina
- Lomotil
- Suero en sobre o líquido