Ir a Menú

Ir a Contenido

Sección: Estado de Veracruz

México, un país herido

Sabino Cruz V. Xalapa, Ver. 14/11/2011

alcalorpolitico.com

Imposible no comentar lo ocurrido el pasado viernes once, aunque con ello se caiga en el terreno de la conjetura. Difícil abstraerse de la realidad incierta que se percibe en el ambiente y en el creciente temor que en buena parte de la población surge, más aún cuando casos similares dejaron muchas dudas.

El desplome y desintegración del helicóptero que transportaba al secretario de gobernación José Francisco Blake Mora, se suma a la lista de los dos secretarios caídos en servicio: Ramón Martín Huerta, secretario de seguridad pública en 2005 y Juan Camilo Muriño secretario de gobernación en 2008; ambos accidentes, así como todos los ocurridos tan sólo en el último lustro mantienen abiertas las interrogantes.

Los posibles escenarios que haya originado el accidente, -según los protocolos- señala que éstos pueden ser por causas climáticas, fallas mecánicas o impericia del piloto. Mas por los reportes dados a conocer tanto por el Secretario de Comunicaciones y por el mismo Presidente de la República, los dos últimos casos quedarían descartados ya que el vehículo cumplía con todos los estándares de seguridad y el conductor contaba con más de veinte años de servicio. En el caso de las condiciones climáticas y geográficas, la niebla que se reporta tampoco puedo ser factor de riesgo.

De ahí la especulación, no sólo de parte de analistas en materia de crimen organizados o expertos en política interna y de muchos ciudadanos de a pié, que esto haya sido un atentado. Basan su conjetura por las condiciones del terreno y la desintegración casi total de la nave, lo cual hace pensar que cayó “herido de muerte” por lo que no hubo tiempo de hacer alguna maniobra.

Los responsables del ramo harán las investigaciones pertinentes y darán los informes cuando lo consideren necesario; los contratados para administrar al país tendrán que hacer lo suyo propio; los sectores en su conjunto también deberán sumar intereses para que la producción siga atendiendo la demanda doméstica y foránea; por su parte, la sociedad civil organizada tendrá que asumir un papel más activo en la reconstrucción de eso que los especialistas han dado en calificar como “Tejido Social”.

Hechos tan lamentables como el que hoy nos ocupa, y todos los que han sucedido en los últimos años: el secuestro y asesinato de Gaby, el saqueo a las finanzas públicas y consecuente endeudamiento de los estados [Coahuila y Veracruz], el deterioro sistemático del medio ambiente o la inseguridad, son manifestación de una creciente descomposición social, la pérdida de valores e insuficiencia en la impartición de justicia.

El país sigue de pie, sí, pero por cuánto tiempo más: cuánta más impunidad estamos dispuestos a soslayar; cuántos más políticos inmorales deben llegar a gobernar o legislar para que el pueblo se canse; cuantos más sistemas de seguridad infiltrados para que el país se desplome; cuánta más indolencia e indiferencia para que regresemos a la época de las cavernas; cuánta más culpa le echamos al vecino, al sistema, al Presidente de la República, a las fuerzas armadas y marina para que acabemos en ghetos; cuántos más secuestros asesinatos, extorciones, atentados, hay que esperar que se cometan para que podamos vivir tranquilos.

Hoy que la historia se repite, el país muestra las heridas que generaciones de hombres y mujeres le hemos infringido. Unos por necesidad, otros por vocación, pero todos formamos parte –bien como protagonista o espectador− de esta tragicomedia de traiciones, asesinatos, corrupción, infidelidades [no necesariamente amorosas], avaricia de políticos, funcionarios, ministros o consejeros, riquezas inexplicables, fugas masivas o individuales, impunidades, cacicazgos, corporativismo, compadrazgos, analfabetismos funcional y tecnológico, esclavitud, monopolios, injusticia social, etcétera.