“…cuando te lo arrebatan (hijo) es el dolor más grande que hay”
El 10 de mayo, familiares de los desaparecidos realizaron la marcha “Nada por celebrar”, precisamente el día destinado a festejar la maternidad, de ahí el nombre. Los colectivos convocantes, “Buscando a Nuestros Desaparecidos y Desparecidas Veracruz” (BNDDV) y “Justicia y Dignidad” (JD), entre otros, citaron en el panteón Palo Verde a las 10:00 horas. Igual que el año pasado, el contingente marchó hacia el centro, rumbo al Monumento a la Madre, ubicado en la avenida Ávila Camacho. Al pasar por la Plaza Regina sus consignas fueron secundadas por integrantes del colectivo “Familiares Enlaces Xalapa”, que se encontraban ahí. Lamentablemente, a pesar de que el 8 de marzo pasado (Día Internacional de la Mujer) se hiciera un “llamado urgente a la unidad de todas las organizaciones y colectivos que luchan contra” la violencia de género, feminicidios y desapariciones, no fue posible realizar una acción conjunta con mayor eficacia. Ya que, como lo dijera Lidia Lara, madre buscadora, “nunca estuvimos en la agenda del Gobernador… Como siempre, somos utilizadas”.
Sin detener su paso, progenitores, amigos y parientes de las víctimas, continuaron hasta llegar a la emblemática estatua, símbolo del amoroso instinto maternal. Después de agradecer la solidaridad de grupos sociales, campesinos (FNLS), estudiantiles y académicos con su causa, María Elena Gutiérrez (MEG), tía de Rafael Espinosa Gutiérrez, desaparecido en 2013, también conocida cariñosamente como “la abuela de los niños desaparecidos”, dio lectura a un texto, del cual se transcriben, por razones de espacio, sólo los siguientes fragmentos:
- Desaparecido es la palabra más dolorosa que viven miles de familias en México. La palabra desaparecido enrabia, duele y estremece.
- Las desapariciones atentan contra toda la sociedad porque atropellan y despojan con violencia los derechos humanos de lo que significa ser persona.
- ¿Por qué la desaparición forzada?, ¿Por qué el oprobio y la indiferencia?, ¿Por qué nos faltan tantos? ¡Quiénes dictan las órdenes, quiénes las llevan a cabo y por qué? ¿Dónde están los desaparecidos?
- Veracruz ocupa el cuarto lugar con más fosas clandestinas. Aquí desaparecen de 6 a 10 personas cada día.
- Las madres y sus familiares son la verdadera ciudadanía de este País que enfrenta inoperancia, omisión y pasividad de las fiscalías. Hay inacción, indolencia del gobierno e instituciones para combatir la impunidad.
- Las madres y familiares son quienes encuentran, escavan y llevan a cabo las funciones de investigación, reconocimiento y peritaje forense. No sólo enfrentan a las instituciones del Estado, sino la impunidad y revictimización cobijadas desde el Gobierno.
En un documento publicado en la página de Facebook del colectivo BNDDV se reporta que “En Veracruz al día de hoy se registran 1444 mujeres desaparecidas y no localizadas, de acuerdo con el Registro Nacional”. Y de acuerdo con los datos de la Comisión Estatal de Búsqueda (CEB), entre 2019 y 2024, 51 mujeres, con reporte de búsqueda fueron localizadas sin vida. Asimismo, información del Observatorio Universitario de Violencia contra las Mujeres, reporta que Veracruz ocupa el tercer lugar a nivel nacional en feminicidios.
La mayoría de los asistentes eran mujeres: madres, hermanas, esposas, abuelas, quienes sostenían las imágenes de sus desparecidos. Esto se comprende dado que es un asunto de hijos; “de hijos que paren las mujeres” y tiene que ver con dolor que significa perderlos (MEG). Sus edades, comprendidas en el rango de 16 a 35 años indican el patrón ya conocido: la violencia se ensaña con la juventud, obedeciendo al modelo de muerte que nos imponen.
“
Hoy estamos peor que antes”
El régimen de la 4T, sin duda no originó esta tragedia. Sin embargo, la atención especial a los familiares de las víctimas de desaparición forzada, prometida al inicio, se ha ido diluyendo. Las marchas, las consignas y los comunicados coinciden en que la impunidad, negligencia, malos tratos y hasta la revictimización de antaño no terminan por irse, incluso, algunos consideran estar peor. Que hay más dolor, más tragedia, más agraviados que antes. Eso se puede ver, por ejemplo, en el rostro de mi amigo Antonio Viveros, quien junto con su esposa buscan desde marzo de 2014 a su hijo Antonio de Jesús Viveros. Con todo y la ausencia del Estado, ellos y sus condolientes, conservan la esperanza de encontrar a Jesús; por eso no cesan la búsqueda.
Eso pudo derivarse de las consignas siguientes coreadas durante el trayecto de la marcha.
- ¡Este 10 de mayo yo quiero un abrazo de mi hijo desaparecido que me quitó el Estado!
- ¡Hijo, escucha; soy tu madre que te busca!
- ¡Con sol y agua, salimos a buscar a nuestros familiares que queremos encontrar!
- ¡Con sol y agua, de este a oeste yo te buscaré, cueste lo que cueste!
- ¡Señor, señora, no sea indiferente, secuestran a nuestros hijos delante de la gente!
- ¡Únete, únete; que tu hijo puede ser!
- ¡Alerta, alerta, alerta que camina, la lucha de las madres por América Latina!
- ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!
Casi no existe familia mexicana que no haya sido víctima de los abusos de la delincuencia común y oficial; ambas, prácticamente legalizadas por la pavorosa impunidad prevaleciente. Esta realidad ha sido calificada por el Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU de trágica, una verdadera crisis humanitaria. Millones de mexicanos, impotentes y ¿resignados? temen ser la siguiente víctima.
Se vive sin que se vislumbre una solución de fondo, por lo menos en aquellos aspectos burocráticos que impiden o bloquean transparentar la información contenida en los expedientes y documentos relacionados con las desapariciones y ejecuciones. Si eso ocurriera, los familiares de los desaparecidos o ejecutados accederían a la verdad y a la justicia que el Estado debe garantizar.
Ahora que las contiendas electorales son permanentemente una guerra sucia sin cuartel ¿por qué ninguno de los candidatos propone, al menos, la creación de una Comisión Ciudadana por la Verdad (COCIVER) dotada de autonomía y poderes suficientes para atender de manera sensible y expedita esta crisis humanitaria? Esa comisión, con el apoyo de los colectivos buscadores, aliviaría en mucho la sensación de abandono que hoy se minimiza y trivializa desde el circo de las campañas.
Si este 10 de mayo, decenas de miles de madres no tuvieron el cálido abrazo de sus hijos, al menos permítanles ser abrazadas por la verdad. Aunque sus heridas jamás sanarán del todo, saber el destino de sus hijos podría traer paz a sus corazones.