Para el maestro Martin Lebel, director de la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX), “la música es la vida, es importante porque crea emociones fuertes”, son algunas de las frases que compartió al ser entrevistado al final de uno de los ensayos con el grupo artístico universitario.
Comenzó su carrera como pianista y violonchelista, obtuvo 4 veces honores en la institución en la que estudió, el mítico Conservatorio Nacional de Música de París: en fuga, contrapunto, orquestación aun cuando no pensaba dedicarse a la dirección orquestal.
Fue un joven director adjunto (1996-1997) con la Orquesta de Bretaña; participó en clases de perfeccionamiento de dirección en el importante Festival de Tanglewood, donde fue elegido por el director Seiji Ozawa para dirigir durante el Festival. Desde el año 2001 es regularmente invitado por el Conservatorio Nacional de Música de París para dirigir su orquesta e impartir clases magistrales a los estudiantes de dirección orquestal.
–¿Cuándo inició su relación con la música?
–¡Ja¡ No puedo decir que ha iniciado jamás. No puedo imaginar la vida sin la música, nací con ella, mis recuerdos más antiguos son con ella. Son muchos temas en los que tengo interés, como la historia, la literatura, muchas cosas. Pero la música no es opcional para mí. No puedo imaginar la vida sin ella. Desde el fondo de mi corazón, es desde siempre.
“Cuando era niño, 4 o 5 años, gustaba de improvisar al piano, improvisar, improvisar por horas. Mi abuela me decía: ‘Tú debes tener lecciones, aprender la música realmente’. Fui con un profesor. Estricto, muy duro para enseñar, aprender y controlar”.
Martin Lebel, espontáneo en su cotidianeidad, estricto al dirigir, compartió que siendo adolescente no pensaba en dirigir. “¡Jamás!, lo único que me preocupaba era la composición, el piano, el violoncello. Es interesante tener esta oportunidad de trabajar con la sonoridad de un grupo musical, con la batuta. Empecé tarde con la batuta. Estaba más interesado en la composición, el piano, el violoncello. Soy violoncellista pero en ese momento no pensaba en dirigir”.
“Cuando estudié en el Conservatorio de París estuve pendiente de la armonía, el conjunto, la fuga. Considero que un director debe conocer la música muy bien. Los músicos que forman parte de las orquestas se molestan cuando llega un director poco preparado, con escaso equipaje musical, con poco conocimiento de la música”.
–¿Qué opina de la educación musical, desde la infancia?
–Es importante que los docentes que enseñan los niños deben tener una gran ética. Tuve un profesor que fue ejemplo de ética musical. La exigencia, la modestia, la humildad. Los jóvenes deben tener un primer contacto con una persona que admiren, que quieran ser como él, que lo emulen.
Martin Lebel en este punto recuerda a su profesor y comenta que se parecía a Beethoven, “fue muy duro, exigente conmigo pero con un ideal de la música, que decía: ‘Yo no soy nada, la música es lo que importa’”.
Considera que los profesores deben darle a un niño la percepción de la música, de modestia, de servir, “le digo a los padres, deben elegir con atención a la persona que va a enseñar, debe ser un buen maestro, un buen modelo a seguir, pues quedarán en la memoria del niño toda su vida”.
–Su vida está tan ligada a la música que hasta su esposa es flautista –se le comenta.
–Cierto, ella es flautista. Por muchas razones, por ser ambos músicos entendemos bien lo que hacemos cada uno. Es muy especial la vida de un músico. Por ejemplo, mi vida, en Xalapa estoy totalmente dedicado a la OSX, significa muchos meses de ausencia. Ella entiende muy bien la situación. No sé cómo sería con una persona que no está dedicada a la música.
“Para mí es muy interesante escuchar su trabajo con la flauta barroca, está muy bien, me da inspiración. Tenemos 3 hijas, hemos dicho: ‘Jamás vamos a obligar a nuestras hijas para que estudien música’. Esto debe ser del corazón. Si no es así no hacerlo porque es muy difícil dedicarse a la música. Como ejemplo en los integrantes de la OSX hay tal competencia para formar parte de ella. Cada uno ha hecho esfuerzos terribles, de participar en concursos, necesitan gran decisión para hacerlo”.
Martin Lebel ha dirigido, sólo en Francia, a la Sinfónica de Saint-Étienne, la Orquesta de Bretaña, ofreció 40 conciertos con la Orquesta de Avignon, la Orquesta del Capitolio de Toulouse, la Orquesta Lamoureux, la Orquesta Colonne y la Orquesta Pasdeloup, además de la Orquesta de Savoie, la Sinfónica de Orléans y diversas grabaciones con la Orquesta Filarmónica de Radio Francia.
–¿Cómo su fue su primer contacto con la OSX?
–Muuuuy, muy positiva, realmente me enamoré de la Orquesta, en el primer ensayo pensé ¡wow! qué excelente orquesta. Tengo siempre el mensaje que en esa ocasión envié a mi esposa. ‘Es excelente’, le escribí. Todos en la OSX tiene un espíritu muy especial, todos quieren hacer la música al más alto nivel posible, son personas que son exigentes, siempre quieren más exigencia, con un resultado que es fantástico”.
–¿Cuál es la reacción de los niños cuando asisten a un concierto a Tlaqná?
–Muy natural, muy directa. Los niños son fantásticos. Jamás van a mentir, no aplauden sólo por ser corteses. Si les gustó inmediatamente reaccionan. Lo primero es muy especial, ver a 90 personas que juntos tocan la música. Los niños están acostumbrados a oír música de la radio, por audífonos, pero lo más impresionante es ver, mirar cómo tocan 90 personas. Verlos en vivo es una realidad totalmente diferente. Ver a los músicos tocar, que respiran que muestran sus emociones es algo especial. Los niños son muy receptivos ante eso. Pero no sólo los niños, para muchas personas que jamás han escuchado a una orquesta, cuando vienen aquí es como un golpe, una impresión muy fuerte. Es visual, no sólo oír. La sorpresa es ver a todo un grupo tocando”.
“Personas de todos los idiomas, de todos niveles, todos pueden recibir el impacto musical. La literatura necesita un mínimo de educación pues se debe aprender a leer. La música no necesita nada, es inmediato. No tengo respuesta a eso. No, no tengo la respuesta, pero la emoción es así, la recibo inmediatamente en mi cara, en mi corazón. No entiendo por qué, pero es así”, concluyó.