El obispo de la Diócesis de Coatzacoalcos, Rutilo Muñoz Zamora, consideró urgente que la sociedad impulse cambios profundos que favorezcan un ambiente de paz, al reconocer que la ciudad forma parte del contexto nacional de violencia que preocupa a las instituciones y a la ciudadanía.
El jerarca católico reflexionó sobre el clima social actual, en el que diversas movilizaciones, como las realizadas por el “Movimiento del Sombrero” y la “Generación Z”, expresaron inconformidad y hartazgo en diferentes puntos del país. Señaló que la violencia no es un fenómeno aislado y que afecta a todos por igual.
Recordó que el Episcopado Mexicano emitió un posicionamiento ante las protestas que, en algunas ciudades, derivaron en episodios de tensión. Expuso que la Iglesia observa con atención estas señales sociales y se pregunta cuáles son los caminos que deben abrirse para revertir la espiral de inseguridad.
El Obispo planteó cuestionamientos sobre los desafíos que enfrenta el país y la región, la situación económica, los retos educativos, la desintegración familiar y la urgencia de reconstruir el tejido social. Expuso que estos temas requieren diagnósticos serios y corresponsabilidad.
Aclaró que no busca una postura fatalista, sino un llamado a reconocer la realidad y actuar desde los espacios que corresponden. Sostuvo que la ciudadanía mantiene un anhelo generalizado de transformación y que las familias representan la base desde donde pueden generarse los cambios más sólidos. Muñoz Zamora subrayó que Coatzacoalcos vive condiciones similares a otras zonas del país y que negar el problema no contribuye a solucionarlo. Consideró que el diálogo, la unión y la participación social resultarían claves para avanzar hacia un clima de mayor seguridad y esperanza.