
Recientemente el termino de gentrificación ha sido tema de conversación, ello a raíz de los sucesos que se han presentado en la Ciudad de México, debido principalmente al aumento significativo en los precios de rentas, compra y venta de inmuebles de las alcaldías Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo entre otras, lo que ha generado que los residentes originales sean desplazados a otras áreas de la ciudad al no poder ser competitivos ante ese cambio socioeconómico, significando serios problemas sociales.
Sin embargo, este problema, ni es nuevo, ni es privativo de aquella región del País ni tampoco circunscrito únicamente a lo habitacional. La gentrificación también puede ocurrir en áreas rurales, costeras o protegidas, donde se producen cambios en la dinámica social y económica de las comunidades.
Ejemplo de esto lo observamos prácticamente en cualquier localidad rural de nuestro estado, donde ahora en esos sitios encontramos viviendas “no acordes” a las construcciones tradicionales de esas zonas, viviendas que a decir de los lugareños pertenecen a familiares que con fines laborales han migrado a otros países (principalmente a los EEUU) y con ello, sus ingresos han mejorado muy por encima de los ganados por los que se han quedado en el pueblo; pero esto no es lo único observable, también se ven vehículos ostentosos, la música que se escucha ha pasado de ser la regional mexicana a aquella que se escucha en cualquier gran ciudad o las pequeñas tienditas que ahora son de cadenas comerciales.
Ante ello los habitantes locales ahora prefieren migrar que cultivar su tierra, quedando en muchos de los casos solo una población de la tercera edad; de esta forma se esta perdiendo la identidad cultural y la autenticidad de las comunidades locales.
Otro ejemplo de gentrificación la vivimos aquí en la ciudad de Xalapa, específicamente en la avenida Araucarias, vialidad que en antaño y de origen, fue diseñada para un uso habitacional pero que poco a poco se ha convertido en un gran centro comercial y de servicios, y ya no solo en esa vialidad principal sino también en la pequeñas vialidades que confluyen en ella, sin considerar que no se cuenta con las características mínimas necesarias para poder albergar a la cantidad de personas que en determinadas horas del día allí se concentran; esto es un claro ejemplo de cómo un cambio socioeconómico se ha convertido en un problema social, pues recientemente ha surgido todo un movimiento de vecinos que se oponen férreamente a seguir permitiendo en esa zona, el establecimiento de comercios, centros educativos, oficinas, etcétera.
A nivel estatal una zona que ya presenta problemas de gentrificación lo es la llamada “Riviera Veracruzana”, allá en el municipio de Alvarado, donde el paisaje costero se ha trasformado con la llegada de residentes e inversionistas con un alto poder adquisitivo lo que ha representado un aumento en la plusvalía de terrenos y así, poco a poco se esta desplazando a los habitantes locales ya que esta llegada de inversiones y desarrollos habitacionales, turísticos y comerciales no para; aquellas otrora comunidades de pescadores de El Conchal, Mandinga y Antón Lizardo por citar algunas, cada vez son más reducidas, simplemente la dinámica social y económica de la zona ha cambiado.
Finalmente y no menos importante lo representa la gentrificación en sitios naturales protegidos como por ejemplo la Reserva de la Biósfera de Sian Ka´an en Quinta Roo, el Parque Nacional de Palenque en Chiapas o la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca en Michoacán por citar algunos, donde debido a su belleza y/o singularidad, estos sitios si bien han salido beneficiados por los ingresos que se destinan para su protección así como también los que reciben las comunidades que viven dentro o cercanos a ellos, ya son evidentes las alteraciones que en ellos se presentan, pues la gran cantidad de visitantes, así como los desarrollos habitacionales, turísticos y comerciales en sus inmediaciones, están provocando alteraciones de consideración no solo en aspectos naturales sino también en sociales, culturales y económicos.
Por lo anterior, es fundamental poder identificar cuándo la gentrificación deja de ser un cambio social y empieza a convertirse en un problema, cuándo sus efectos negativos sobrepasan los beneficios y afectan significativamente a las comunidades locales.
Algunos indicadores de que la gentrificación se ha convertido en un problema social incluyen:
1- Desplazamiento forzado de residentes: Cuando los residentes tradicionales se ven obligados a abandonar sus hogares o propiedades debido al aumento de los precios de la vivienda y la especulación inmobiliaria.
- Pérdida de identidad cultural: Cuando la gentrificación lleva a la destrucción de la identidad cultural, forma de vida tradicional y la autenticidad de las comunidades locales.
- Aumento de la desigualdad económica: Cuando la gentrificación beneficia solo a una pequeña élite económica y empeora la situación de los residentes de bajos ingresos.
- Degradación del medio ambiente: Cuando la gentrificación lleva a la destrucción de espacios naturales, la contaminación y la degradación del medio ambiente.
- Falta de participación comunitaria: Cuando la gentrificación se impone sin la participación y el consentimiento de las comunidades locales.
En resumen, aunque la gentrificación puede ser un problema social en muchos casos, no siempre tiene que ser así. Si se lleva a cabo de manera planificada y sostenible, con la participación de la comunidad local y la protección de los derechos de propiedad, la gentrificación puede ser un proceso positivo que mejore la calidad de vida de los residentes y preserve el patrimonio cultural.