En el transcurso de 25 años, la Diócesis de Orizaba pasó de tener 62 a 77 sacerdotes, del año 2000 al 2025. En ese periodo fallecieron 25 presbíteros por diversas causas, dio a conocer el obispo Eduardo Cervantes Merino.
Indicó que en la tarea pastoral han sido fundamentales las 16 congregaciones religiosas y los 19 presbíteros religiosos que actualmente se encuentran activos en la Diócesis. Recordando que recientemente se celebró el 25 aniversario de la Diócesis, señaló que otra de las bendiciones fue la creación del Seminario Diocesano de Orizaba “La Sagrada Familia”, en el cual se han formado 22 sacerdotes desde su fundación hasta la fecha.
"Aquí han tenido un lugar importante sus rectores y equipos de formación. Ligado al seminario también ha tenido una presencia fundamental el Centro de Estudios Superiores ‘Guillermo Nicolás’, donde se forman intelectualmente los seminaristas de la etapa discipular, pero también laicos y personas interesadas en la filosofía", dijo.
Acentuó que, en la atención al prójimo en situación vulnerable, se creó la Casa de la Misericordia para brindar apoyo en necesidades diversas como la alimentación, la salud y la asesoría jurídica en situaciones complicadas, con el fin de acompañar y proteger a las personas más frágiles de la sociedad. Indicó que estas son bendiciones que ha recibido la Diócesis de Orizaba a lo largo de estos años, haciendo hincapié en que los bienes recibidos han sido fruto de la obra del Espíritu Santo en esta Iglesia local y del servicio de sus antecesores: los obispos Hipólito Reyes Larios y Marcelino Hernández Rodríguez.
"Ellos caminaron con el presbiterio, las comunidades religiosas, los movimientos laicales y la feligresía en la tarea evangelizadora. Hay singularidad de la Diócesis de Orizaba conformada por el ambiente indígena, campesino y urbano, para los cuales se han creado dos nuevos decanatos, pasando de cinco en el año 2000 a siete en el presente año", dijo.
Añadió que esta estructura territorial también exigió desde sus inicios la conformación de una estructura de atención pastoral para hacer frente a las necesidades del Pueblo de Dios. En este sentido, mencionó el papel fundamental de la curia diocesana, destacando la labor de los primeros colaboradores: el presbítero Francisco Aguilera Medrano (vicario general y vicario judicial), el presbítero Julio César Trujillo Velásquez (secretario canciller) y el presbítero Antolín Bernardi Castelán (ecónomo diocesano).