Ofrece Fidel castigo ejemplar para los asesinos del niño secuestrado

El gobernador Fidel Herrera Beltrán lamentó profundamente el deceso del menor Juan Enrique Espinoza Díaz, quien fuera asesinado por sus secuestradores y pidió a las autoridades correspondientes aplicar la pena máxima a quienes lastimaron no sólo a una familia honesta y trabajadora sino a todo Veracruz.

Entrevistado a su arribo al aeropuerto Canticas donde se reunió con los padres del menor, a quienes les dio personalmente su pésame, el Mandatario veracruzano señaló que se trata de un hecho atroz que ha impactado a toda la sociedad, pero que también con la captura de los responsables del homicidio se demuestra la eficacia de la investigación y la acción policíaca y de procuración de justicia, que demuestran que en Veracruz quien la hace la paga y que la impunidad no puede tener jamás cabida en nuestra comunidad.

“Eso es lo que vine a decirles a los familiares y a través de ustedes le digo a todos para que lo sepan que Veracruz quiere vivir en paz, en el marco de las leyes y que esa es la tarea a la que está avocado el Gobierno en el que sirvo personalmente”, manifestó.

Externó su profundo dolor porque estos hechos se den en la entidad y que calificó como inauditos, que no tienen ninguna explicación desde cualquier ángulo de consideración, al tiempo que lamentó el cinismo con el que los homicidas, ahora detenidos, mostraron al rendir su declaración con toda la libertad y sin presión alguna, aceptando la participación en la comisión del crimen.

El Gobernador señaló que tiene que haber alguna causa profunda en la descomposición de valores familiares o en el extravío personal, pero que cualquiera que sea tiene que tener un castigo ejemplar.

Dijo que su administración redoblará esfuerzos en la prevención del delito pero también para la procuración de justicia y la aplicación de todo el peso de la ley a los responsables de este hecho y de cualquier hecho de esta naturaleza.

El menor Juan Enrique, de 9 años de edad fue secuestrado el 25 de junio en Minatitlán al salir de la escuela donde estudiaba y fue hallado muerto cerca del panteón municipal de Jáltipan por la madrugada.