Caso jubilados de PEMEX en Poza Rica, Veracruz.
“Homo homini lupus” dicho por el romano Plauto, el cual significa “El hombre es un lobo para el hombre” lo cual nos define como seres sedientos de sangre, solitarios, capaces de destruir a cualquiera para lograr nuestros objetivos, y esto es lo que ocurre en nuestra cotidianidad de una sociedad sedienta de justicia, sedienta de valores y sedienta de eficiencia y eficacia, donde es tanta la urgencia que las energías para saciar su sed se desvían y terminan en una acción de venganza donde los propios que claman por justicia, valores, eficiencia y eficacia terminan actuando de la misma forma solo que en sentido contrario, y que sin darse cuenta, quizá, terminan siendo lo que tanto odiaron y lo que tanto señalaron.
Esto es lo que ocurre en todo un país, pero un tanto especial en la sociedad Veracruzana, por tanta corrupción y miedo al mismo gobierno; Donde el sonado caso de los jubilados de PEMEX, en Poza Rica, tiene que llamar como sociedad a una reflexión, a un aprendizaje y a una lección que falta por aprender para que nos volquemos a ser una sociedad inteligente, una sociedad responsable, una sociedad íntegra y una sociedad ética para que podamos tener una calidad moral para exigir a quienes ejecutan las leyes a cumplir con honradez y valor. Es imposible eludir la responsabilidad personal y colectiva ante el bien y el mal. Nuestras acciones contribuyen a favor del bien o del mal. Sucede con la ética como con nuestra mente, queramos o no, no podemos actuar sin usar la mente e igualmente sin quedar comprometidos éticamente.
El comportamiento humano que merece calificarse como ética negativa, porque produce mal, es una ética que bloquea la vida, el desarrollo y las posibilidades de futuro de personas, comunidades e instituciones.
Por eso se afirma que sin ética no hay futuro. Entre esos muchos, la mayor responsabilidad recae sobre todo en aquellos que han tenido y tienen más poder cultural, social, intelectual, económico y político.
El caso jubilados de PEMEX, actualmente, dio un giro inesperado, y ahora está entorno a una sola persona, a un hombre llamado Roberto Ortega Jiménez, hombre que desde el miércoles 17 de junio de 2015 está privado de su libertad, y que a pesar de estar detrás de unos barrotes luchará no sólo por su libertad sino por su nombre y su familia. Roberto es uno de tres hombres que ha sido acusado por fraude y robo, dentro de la Asociación de Trabajadores Petroleros Jubilados “solidaridad” A.C., el cual ya fue investigado por las autoridades pertinentes y cuyo resultado fue que no tiene antecedentes penales, que sus bienes no se han incrementado, ni la de él ni la de su familia, que lo único que posee y está a su nombre, se puede demostrar como obtuvo el ingreso para la compra. Al contrario de otro de los acusados, el señor Héctor Rodríguez Cruz, el cual fungía como presidente y único con poder para el manejo del dinero, el cual también ya fue investigado, los resultados hallados fueron: compra de alrededor de 15 inmuebles (terrenos, casas, fincas, etc) además de autos y que su familia también ha incrementado sus ingresos y sus bienes inmuebles sin que puedan comprobar la fuente de ingreso legal.
La demanda por fraude y robo oscila a un monto de casi 200 millones de pesos, ahora la pregunta por hacer es ¿cómo puede un hombre ocultar tal cantidad de dinero? O más bien ¿puede alguien ocultar tal monto sin demostrarlo? La respuesta es fácil, sencillamente no, no se puede, pero entonces ¿por qué las autoridades no aprehenden al sujeto cuyo ingreso tan escandalosamente se ha elevado en fracción de tiempo sin motivo ni razón aparente?
Todos los afectados, han realizado movilizaciones y han enloquecido a la ciudad de Poza Rica por el cierre de calles y plantones hasta hacerse oír con el señor, actual gobernador del estado, Javier Duarte de Ochoa, el cual dijo comprometerse para hacer justicia.
Con la aprehensión del señor Roberto, los mismos afectados declararon a medios de comunicación local que están conscientes que el antes mencionado NO tiene culpa y mucho menos tienen pruebas fehacientes de su culpabilidad pero se sienten tranquilos de que el gobernador actuó.
Ante tales escandalosas y aberrantes declaraciones, como sociedad nos volvemos ciegos por decisión propia, pues ¡¿cómo es posible que a sabiendas de la inocencia de un hombre y de la culpabilidad del otro, se sientan felices y conformes por la “justicia” hecha?!, siendo que el culpable está libre y disfrutando del dinero de los afectados y al que privan de su libertad no tiene siquiera una moneda de los afectados.
Hemos llegado a un punto de quiebre que como sociedad, debemos ser inteligentes, cautos y sobre todo personas con coraje y valor para saber discernir quien es culpable y quien no, y ser objetivos y no viscerales para que pague justa, legal y verdaderamente quien la hizo y no quien solo tuvo la mala fortuna de estar en el lugar y el momento equivocado y ser ya un famoso y bien conocido “chivo expiatorio”.
Por todo lo anterior, los exhortamos a ustedes que como medio de comunicación y parte de una sociedad, nos ayuden a que nuestra voz, no solo como sociedad queremos levantar sino como familia, se escuche, para que ustedes como sujetos objetivos investiguen y den cuenta de lo que suceda con tal acción tan atroz se está ejecutando. Estamos abiertos para facilitarles la información necesaria y si así lo requieren para exponer nuestro caso con pruebas y fundamentos palpables y legales, para mostrar y demostrar la inocencia del señor Roberto.
Esto es un grito desesperado que rogamos por ser escuchados.
Favor de omitir mis datos para evitar represalias.
Atte.
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