Gran verbena se vive este Día de Muertos en el Panteón Municipal de Xalapa, no sólo por los cientos de visitantes que acuden a honrar la memoria de sus muertos, sino por los vendedores que se han establecido en el pasillo central.
“Las calaveras que no son barberas, las calaveras del perico, por cuatro huesudos pesos en este carro de sonido”, grita un señor en un altavoz justo a la entrada del panteón. Ahí, cientos de vendedores de flores ofrecen desde los ramos más sencillos hasta las coronas más caras.
Conforme se camina por el pasillo puede encontrarse de todo: nieves, garnachas, tamales,crema de concha nácar, cacalas, globos, chicharrones, lentes, dulces típicos, rosarios, refrescos, cocteles, gorditas, conejos, turrones, cacahuates, chapulines, ropa, gorros, bolsas, hot dogs, queso, tortillas, artesanías, tepache, esquites, elotes, sombrillas, algodones de azúcar, velas, incluso un módulo de Axtel.
Es un tianguis bullicioso donde incluso hay estatuas vivientes y payasos que, por unas monedas, brindan diversión a los niños.
Entre las tumbas, familias limpian y adornan el lugar de sus muertos, “este tianguis lo debemos a los inspectores, está muy mal porque no es centro de comercio, pero reciben su mochada y los dejan entrar. Ya lo agarraron de mercado y es una falta de respeto para los difuntos y para la familia que viene a visitarlos”, señaló Benito Avilés Guerrero.
Él acude cada ocho días a darle mantenimiento a la tumba donde descansan los restos de sus padres, suegro, sobrino e hija. “Este es un día de respeto y debe uno cumplir porque se está perdiendo la tradición. Poco que sea, pero nosotros ponemos algo para conservar la tradición”, resaltó.
En otro lugar, la señora Mela Landa Escobar, limpiaba la tumba de sus familiares y agregó que los comerciantes sólo venden por sacar recursos para mantener a sus familias, “lo único es que si les permiten, viéndolo de otro modo, también tienen derecho a ganarse unos centavos”.
Más adelante, un mausoleo lucía repleto de familiares quienes disfrutaban un bote de tamales ahí, al lado de sus seres queridos. Las fotos hablan de los momentos felices, del tiempo que compartieron y que ahora recuerdan con amor. “Estamos aquí juntos, como esperamos estar siempre. Seguimos la tradición y esperemos que nuestros nietos la sigan, es lo más importante, que no nos olvide”, declara Reyna Mora Hernández.
A ella no le parece adecuado que haya tantos puestos instalados, “no me parece que vendan tantas cosas porque no es apropiado el momento, uno viene a ver a sus familiares con su dolor, con su pena y no es el momento para decidir de las líneas telefónicas, es propaganda”.
No faltan los grupos musicales que acuden en este día para que los familiares lleven serenatas a las tumbas. Ahí entre fiesta, tradición, dolor y sentimiento, surgen las lágrimas mientras el acorde musical entona la canción favorita de los que se fueron, de los queridos muertos que en este día hay que recordar.