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Sección: Estado de Veracruz

Libertas

Para vivir en armonía: Fratelli Tutti

José Manuel Velasco Toro 26/11/2020

alcalorpolitico.com

El 3 de octubre de este año de pandemia, tempus que ya incidió en todas las generaciones que interactuamos en este presente, se dio a conocer la Carta Encíclica Fratelli Tutti del Santo Padre Francisco Sobre la Fraternidad y la Amistad Social. Carta dirigida a la humanidad que, “como escribía San Francisco de Asís”, contempla a hermanas y hermanos e invita a la humanidad a buscar “vivir en armonía con todos”. Una introducción y ocho capítulos conforman el preciado documento de 97 páginas que contiene una reflexión esencial de “todos los aspectos de la realidad que vivimos” en el umbral de la tercera década del siglo XXI y en el que se propone “estar atentos ante algunas tendencias del mundo actual que desfavorecen el desarrollo de la fraternidad universal”. ¿Cuáles son esas tendencias que vivifican instintos anacrónicos? Señala, entre otras, los nacionalismos resentidos y cerrados sobre sí mismos de los que emergen “nuevas formas de egoísmo y de pérdida del sentido social por diversas ideologías”. Pero nos habla, o, mejor dicho, nos invita a identificar, ver reflexivamente y actuar contra las múltiples causas que están entretejidas en una trama de guerras, conflictos, descalificaciones, soberbia, prepotencia e inmediatez en el actuar de quienes ostentan poder, lo que refleja la carencia de un “proyecto común”.

Fratelli Tutti constituye un ideal, un propósito que mira hacia un escenario que sea favorable para la paz planetaria, libertad en la responsabilidad sociocultural, el progreso sustentable en todos los órdenes, la igualdad y equidad como ethos de la humanidad y, claro está, un nuevo pacto natural con el planeta Tierra, nuestro hogar común. El primer capítulo es nodal en el esfuerzo intelectual y espiritual porque en él aborda un aspecto fundamental para el continuum civilizatorio: los derechos humanos que, nos dice, “no son suficientemente universales” porque mientras unos viven con opulencia y manipulan el poder, otros, la mayoría, son violentados en sus derechos y dignidad humana. Este concepto, el de dignidad, es intrínseco a los derechos humanos pues implica el respeto y cuidado de la integridad física, emocional, cultural, social, económico y ético de las personas. Por ello invita alentar el respeto, a poner atención y proteger la dignidad de las personas, pues en una sociedad que humilla la crueldad brota y se multiplica causando sufrimiento físico, psicológico y moral. En esa tónica nos incita a recomenzar, a superar y reconquistar la libertad frente al “circulo perverso” de las dictaduras ocultas que tienden a apropiarse de la capacidad de “opinar y pensar”, de autonombrarse únicos cuando en la sociedad el espacio es de corresponsabilidad múltiple y en él radica la capacidad de favorecer nuevas oportunidades para progresar y crecer, idea central del segundo capítulo que liga con el tercero cuyo subtítulo es muy sugerente: “Pensar y gestar un mundo abierto” en el que la solidaridad sea praxis social e implique el derecho de las naciones y pueblos a garantizar la vida digna bajo el progreso integral sustentable engarzado en la consciencia universal; relaciones básicas para lograr “la paz real y duradera” que sólo es posible si trazamos, caminamos y consolidamos “una ética global de solidaridad y cooperación al servicio de un futuro plasmado por la interdependencia y la corresponsabilidad entre toda la familia humana”. El horizonte universal que muestra en el capítulo cuarto, “Un corazón abierto al mundo entero”, se manifiesta contrario a los “narcisismos localistas” que empobrecen la cultura local al negar los valores culturales y el conocimiento universal. Por ello nos exhorta a respetar, reconocer en pleno derecho, cuidar y cultivar las culturas ancestrales, a la par de vislumbrar que la “identidad cultural se arraiga y se enriquece en el diálogo con los diferentes y la auténtica preservación no es aislamiento empobrecedor”, pues el mundo crece “y se llena de nueva belleza gracias a sucesivas síntesis que se producen entre culturas abiertas, fuera de toda imposición cultural”. Secuencia que sigue el hilo conductor de la solidaridad y la dignidad humana en el capítulo quinto, donde desenmascara las conveniencias populistas que “bajo formas liberales” ocultan sus propios intereses de poder al utilizar, demagógicamente, el “sustantivo pueblo y en el adjetivo popular”. Para superar ese reduccionismo “populista”, señala algunas acciones interrelacionadas que hay que tener en cuenta para construir un proyecto común, relaciones esenciales para el logro de la paz y equidad con justicia social. Algunas de esas proposiciones son: 1) El trabajo como “camino hacia una existencia digna” que no sólo permita satisfacer las necesidades esenciales, sino también consienta dar cauce al “crecimiento personal” al establecer “relaciones sanas” para sí mismo y para ser “corresponsable en el perfeccionamiento del mundo”. 2) La protección del orden público que garantice tranquilidad fundada en la ley y en la condición de bienestar mediante el “trabajo, el intercambio comercial, la justicia social”. 3) La incorporación del conocimiento científico, la tecnología, la experiencia profesional y correctos procedimientos administrativos para constituir un proyecto de progreso sostenible común. 4) El respeto a la ley y a las instituciones que emanan de ella para garantizar la ciudadanía política y la libertad en su continuo desarrollo. En suma, subraya, “llevar la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos”. “Diálogo y amistad social”, “Caminos de reencuentro” y “Las religiones al servicio de la fraternidad en el mundo”, son los títulos del sexto, séptimo y octavo capítulo. En ellos resalta la importancia del diálogo para solventar, superar y resolver las diferencias, ya que el diálogo es posibilidad para evitar la “violencia destructiva”. Pugna por una cultura del consenso, del encuentro como soporte arquitectónico de la paz, del respeto a toda dignidad, de la verdad que da solidez ética, del reconocimiento al otro, la amabilidad que supone valoración en las relaciones sociales e interpersonales, en el modo de facilitar la búsqueda de consensos y construir puentes de comunicación. Fratelli Tutti es un llamado a la fraternidad para reconstituir las relaciones humanas en la civilización planetaria. Este texto es un breve comentario de la riqueza espiritual que contiene, base angular para una visión de futuro. Les invito a leerlo con calma, reflexionar las premisas ahí expuestas y compartir lo aprehendido.