Para muchos coatepecanos, la Parroquia de San Jerónimo puede representar una iglesia atractiva arquitectónicamente y para otros un inmueble histórico protegido, en realidad es un lugar que da identidad a Coatepec, por su significado y los elementos indígenas que se integraron para su construcción, además de ser la primera edificación del hoy municipio, en el año 1702.
En una conferencia que se desarrolló en el auditorio “Benito Juárez”, del Palacio Municipal de Coatepec, el Cronista de la Ciudad, Jesús Gabriel Bonilla Palmeros, reseñó y habló en torno a la historia que guarda la edificación de la parroquia en cuestión, durante la conferencia que llevó por título “la Cueva de San Jerónimo”, como parte del programa; “Solsticio de Verano, espectáculo luz y sombra 2016”.
“De entrada vamos a ver que el edificio está alineado de forma similar a algunos edificios prehispánicos y vamos a observar que en uno de sus accesos sobre todo el que está ubicado hacia la parte lateral derecha, modelaron unos colmillos de serpiente”.
“¿A que se debe que hayan modelado esto?, bueno cuando ellos supieron que San Jerónimo había vivido en una cueva cerca de Belén, representaron la cueva pero acorde a la iconografía mesoamericana, antes de que llegaran los españoles, representaban como cueva la boca de la serpiente, entonces como supieron que San Jerónimo vivía en una cueva, pues representaron la cueva al mismo estilo iconográfico con colmillos y demás”, explicó.
Destacó, que el edificio colonial cuya construcción inició en 1702, fue construido por los indígenas de aquella época, bajo la dirección de religiosos, por ende dijo, se entremezclaron ambos conceptos.
“La cueva era un lugar de culto para los indígenas, un referente de espacio sacralizado como punto de partida, que representa los alimentos, las semillas y adentro del cerro decían, estaba el agua que es la principal fuente de vida”, continuó.
“Y la serpiente abriendo la boca, en sentido metafórico nos remitiría a la idea de que está liberando las fuerzas fecundadoras, la vida misma que está en el interior de la cueva”, explicó.
Recordó, que fueron los franciscanos quienes llegaron a evangelizar a los indígenas y ellos mismos, quienes asignaron a San Jerónimo, como santo patrono y por tanto pasó a ser el nombre de la actual parroquia.
Aunque también admitió que es un poco dudoso, pues puede ser que los mismos indígenas hayan recomendado a los franciscanos a quien querían como santo y a su vez, proporcionaron los elementos antes mencionados como la cueva, la serpiente y su relación con “San Jerónimo”, dijo.
Es entonces que cuando el sol está alineado con el templo, se puede apreciar en el acceso del lado derecho de la parroquia, la sombra de unos colmillos que conforme transcurre el sol, se hacen más largos como si liberará la boca de la serpiente y liberara esa vida que existe al interior de la “Cueva de San Jerónimo”.
“Vamos a encontrar que en el solsticio de verano el 21 de junio por lo regular, aunque este año cayó el 20, al punto del medio día se da un fenómeno de luz y sombra y empieza a crecer la sombra de los colmillos, así como estuviera abriendo la boca la serpiente”, finalizó.